Rebeca Maldonado.-
El sueño más grande de Melissa Kayser de 33 años, era ser madre, pero después de nueve abortos involuntarios, estaba por perder la esperanza de lograrlo. Su hermana Lisa Austen, de 35 años no dudó en hacer realidad el anhelo de su hermana y se ofreció a llevar en su vientre a sus gemelos.
Kayser, había intentado por tres años quedar embarazada, se sometió a diferentes tratamientos, hasta que los mismos médicos le sugirieron un vientre para traer a sus bebés al mundo.
“Estaba devastada porque piensas que como mujeres, literalmente nacemos para hacer una cosa y eso es para reproducirte y cuando no puedes hacer eso, te sientes como un fracaso”, dijo Kayser.
Además confesó “No sabía si podía manejar emocionalmente a otra mujer que pudiera llevar a mi hijo”.
Cuando creyeron que todo estaba perdido, apareció Lisa, ofreciendo su vientre para llevar a su sobrino y después entregarlo a los brazos de su madre.
“No podía soportar ver a Melissa pasar por la pérdida …Le dolía tanto y sólo quería un hijo. Si pudiera ayudar a darle una familia, entonces lo haría”.
Al principio, las hermanas tenían claro que sólo sería un bebé, pero después los mismos doctores decidieron implantar dos embriones debido a que pensaron que uno era de mala calidad. Nunca pensaron que sería un embarazo gemelar y que dos niñas venían en camino.
“Creo que estábamos un poco sorprendidos. Mi hermana les decía que volvieran a contar…Mi hermana tuvo un embarazo realmente bueno y con muy pocas complicaciones. Tengo que estar en todos los ultrasonidos y tengo que sentir los bebés patear. Hicimos una revelación de género y tratamos de hacer las cosas divertidas y memorables”, dijo Kayser.
Finalmente, al mundo llegaron las pequeñas Tierney y Ashlynn. Y aunque las gemelas son biológicamente de Kayser, Austen fue incluida en el certificado de nacimiento y Austen tiene que renunciar a sus derechos parentales para permitir que Kayser “adopte” a sus bebés.
Kayser se encuentra muy agradecida por los regalos que su hermana mayor le ha dado.
“Nunca hay palabras que pueda decir para darle las gracias por lo que hizo. Ella renunció a un año de su vida para que pudiéramos tener una familia. Yo nunca podría pagarle”.
Por lo pronto, Austen confiesa que ella aún no tiene deseos de ser madre y que ser una tía también es una idea genial.