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mayo 19, 2017 | 149 vistas

CANNES, Francia, mayo, 18 (Agencias)

Alejandro González Iñárritu asombró a Cannes con el estreno de “Carne y arena”, una “experiencia de realidad virtual” en la frontera sur de Estados Unidos que permite una “inmersión” y “tomar conciencia” de la tragedia de los inmigrantes.

“Espectacular, terrorífico, interesante, distinto” son algunos de los adjetivos de los primeros privilegiados que pudieron visitar la instalación que para poder ser vista precisa de invitación y obliga a realizar una reservación ya saturada y un desplazamiento a un hangar de las afueras de Cannes.

El “experimento”, en palabras del propio González Iñárritu, invita al espectador a entrar, descalzo, y en solitario, en una sala cubierta de arena en la que un par de operarios le colocan una mochila y unos lentes de realidad virtual.

Los lentes ubican al espectador entre un grupo de inmigrantes errantes en el desierto que separa México de Estados Unidos que repentinamente son descubiertos por una patrulla fronteriza.

El participante puede moverse por toda la escena, recreada por Iñárritu y su cinefotógrafo mexicano Emmanuel “El Chivo” Lubezki, aparentemente sin ser visto. Los choques del espectador con los personajes generan imágenes durante el “viaje”, que dura cerca de seis minutos y medio.

Según González Iñárritu, quien regresa a Cannes con esta pieza siete años después de competir con Biutiful, la obra ha sido creada en realidad virtual para tener un gran impacto en una sociedad cada vez menos sensible a imágenes sobre dramas como el de los inmigrantes.

“Qué triste que una realidad tan real y tan dolorosa ha tenido que ser interpretada de manera virtual para poder ser relevante”, comentó González Iñárritu.

“La realidad ya no es suficiente para nosotros. La cantidad de información sobre esas personas ya no nos genera ningún interés. Hubiera podido filmar un corto de diez minutos y nadie hubiera venido, lo hubieran visto diez personas”, dijo al explicar la motivación que lo llevó a hacerlo con la nueva técnica.

La instalación, de la que no pueden hacerse fotos ni videos, será vista próximamente en la fundación Prada en Italia, posteriormente en el museo Lacma de Los Ángeles, y después viajará a la Ciudad de México.

Pese a su corta duración, de menos de siete minutos, pero debido a que es una experiencia individual, en Cannes se calcula que “Carne y Aren” podrá ser vista en once días de exhibición solamente por alrededor de 700 personas, una tercera parte del principal auditorio del Palacio de Festivales.

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