CIUDAD DE MÉXICO, mayo 22 (Agencias)
Los asesinatos de periodistas en México lo igualan al nivel de violencia de Siria o Afganistán, aún sin estar en guerra. Es el primer lugar entre los países más letales para ejercer el periodismo en América Latina.
Estos hechos permanecen en total impunidad, y por ello, quienes cometen agresiones a periodistas se sienten envalentonados porque saben que nunca serán juzgados, señala Christophe Deloire, secretario General de Reporteros Sin Fronteras.
En entrevista, apunta que México necesita medidas y cambios concretos, no más discursos, para proteger a sus periodistas y su libertad de prensa, tales como la erradicación de la burocracia que permea en la aplicación del mecanismo de protección y las investigaciones que realiza la Fiscalía Especializada de Atención a los Delitos contra la Libertad de Expresión (Feadle).
La organización ha detectado que, tanto el mecanismo como la fiscalía especializada, muchas veces resultan disfuncionales y actúan de manera improvisada ante las agresiones y homicidios contra periodistas.
Como ejemplo de ello cita el anuncio del presidente Enrique Peña Nieto, derivado del asesinato del periodista Javier Valdez, que demuestra que “no es posible seguir improvisando sino que se requieren medidas concretas” para solucionar el problema que enfrenta la prensa mexicana.
¿En qué nivel está la libertad de prensa en México?
—México está, desafortunadamente, en el lugar número 147 de 180 países, lo que es claramente una mala situación. Es el tercer país más mortífero, a nivel mundial, para los periodistas.
Si observamos la última década cien periodistas han sido asesinados en México. En muchos estados resulta peligroso investigar casos relacionados con el crimen organizado, puesto que pueden ser asesinados, amenazados, muchas veces en sus domicilios, otras veces aparecen colgados en los puentes. Esto es una situación de locura para los periodistas que realmente sólo tratan de hacer su trabajo en esos lugares.
En el último año seis periodistas han sido asesinados y aún no hay ningún responsable, ¿en qué situación nos coloca esto?
—En México, cuando los periodistas son asesinados por causa de su labor, en muchos de los casos, las investigaciones son insatisfactorias, la impunidad impera y tal nivel de impunidad actúa como aliciente para aquellos que buscan matar periodistas porque consideran que nunca serán juzgados así que el gobierno federal y las autoridades estatales tienen una responsabilidad conjunta en todo ello.
Se creó un mecanismo y una fiscalía especializada para atender los delitos contra los periodistas y brindarles protección pero, desafortunadamente, ambos son disfuncionales y en algunos estados hemos detectado que operan de manera improvisada. Las medidas anunciadas por el presidente Enrique Peña Nieto, luego del asesinato del periodista Javier Valdez, demuestran que no es posible seguir improvisando, que se requieren medidas concretas.