MANILA (AP) — El presidente de Filipinas advirtió el domingo que no negociará con extremistas aliados al grupo que se hace llamar Estado Islámico, y ordenó a los soldados matarlos incluso si los milicianos asesinan a sus rehenes en la ciudad que tienen sitiada en el sur del país.
Se trata de la más dura advertencia lanzada por Rodrigo Duterte a los extremistas locales y extranjeros que sitiaron Marawi el 23 de mayo. El mandatario dijo que ha perdido demasiados soldados y policías debido a la violencia y no dejará que eso suceda.
El ejército informó que 178 combatientes y civiles han muerto en Marawi, corazón de la fe islámica en el sur de Filipinas, después de que cientos de hombres armados ondeando banderas islamistas negras arrasaron con la ciudad, quemando construcciones y enfrentando a los militares que eran respaldados por bombardeos y fuego de artillería.