México, 4 Jun (Notimex).- La secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, expresó su pesar por la muerte del escritor español Juan Goytisolo (1931-2017), ocurrida hoy en Marrakech, Marruecos, y recordó el estrecho vínculo que por años mantuvo con este país.
En la cuenta de «Twitter» de la funcionaria se lee: «Recíprocos lazos de afecto unen a México con la obra y la vida de Juan Goytisolo, y su anhelo de diálogo entre culturas. En paz descanse”, al referirse al ganador del Premio Miguel de Cervantes de las Letras en 2014, por su capacidad indagatoria en el lenguaje y propuestas estilísticas complejas desarrolladas en diversos géneros literarios.
La dependencia que preside García Cepeda ponderó, por su parte, la importancia que Goytisolo concedió a este país en la publicación de sus primeros libros, censurados por el régimen franquista.
En un comunicado, recordó que Goytisolo fue autor de una extensa y variada obra narrativa y ensayística, que abordó géneros como el reportaje, la literatura de viajes o las memorias, y a quien el escritor mexicano Carlos Fuentes llegó a considerar como el novelista más destacado de la España contemporánea.
Entre los libros que escribió están: «Juegos de manos», «El circo» (trilogía de El mañana efímero), «Pueblo en marcha: tierras de Manzanillo», las novelas «Señas de identidad», «Juan sin tierra», «La cuarentena», «Paisajes después de la batalla», «La saga de los Marx», «Argelia en el vendaval», «El sitio de los sitios» y «Las semanas del jardín».
Sobre sus datos biográficos, se refirió al fallecimiento de su madre, en 1938, a causa de un bombardeo durante la Guerra Civil, como un hecho que marcó su infancia y su vida completa, lo que algunos especialistas en su obra relacionan con su constante rechazo al franquismo y a la España tradicional en general.
En 1948 ingresó en la Universidad de Barcelona, en la que comienza la carrera de Derecho con la intención de convertirse en diplomático. Durante su época universitaria descubriría la literatura contemporánea y manifestaría inequívocamente su ateísmo.
En 1956 se trasladó a París, donde conoció a la que sería su esposa Monique Lange y comenzó a trabajar como asesor literario de la editorial Gallimard, dedicándose luego a la docencia en las universidades de California, Boston, Nueva York, entre 1969 y 1975.
Si bien su afición literaria le animó a escribir novelas desde los catorce años, su primera obra publicada, Juegos de manos, data de 1954, fecha en que abandonó la universidad.
Sus primeras novelas, detalló la Secretaría de Cultura, se inscriben en las tendencias del realismo social de los 50, destacaba su pensamiento anti burgués.
En su segunda etapa abandonó el realismo de su periodo anterior e incluyó nuevas técnicas de la novela moderna. Escribió Señas de identidad (1966), la Reivindicación del conde don Julián (1970), que aborda el exilio, y Juan sin tierra (1975).
Desde finales de los años 60 su pasión por el mundo árabe se integró en sus creaciones hasta convertirse en elemento fundamental de su obra, especialmente de la ensayística: «El problema del Sahara» (1979), «Crónicas sarracinas» (1981) y «Estambul otomano» (1989), así como en la novela «Makbara» (1979).
Publicó artículos en la prensa española, en particular en El País, para el que fue corresponsal de guerra en Chechenia y Bosnia. Fue un crítico de la civilización occidental, a la que contempló desde una óptica periférica. Desde la muerte de su esposa, Monique Lange, en 1996, fijó su residencia en Marrakech, Marruecos.
Su humor e ironía aparecen en la novela «Paisaje después de la batalla» (1982) y en la autobiografía «Coto vedado» (1985), donde ofrece testimonio de sus relaciones con los escritores de la escuela de Barcelona.
Otras obras suyas son «Las virtudes del pájaro solitario» (1988) y «La cuarentena» (1991). Sus artículos periodísticos fueron recogidos en «Disidencias» (1977) y en «Contracorrientes» (1986).
Entre los reconocimientos que obtuvo figuran el Premio de Ensayo y Poesía Octavio Paz (2002) y el Juan Rulfo (2004). También recibió el Nacional de las Letras, el Premio Formentor, el Europalia de Literatura, el Rachid Mimumi de París a la tolerancia y a la libertad, y el Nelly-Sachs (Dortmund, Alemania, 1993). Siempre lamentó que la mayoría de los premios se le fueron otorgados fueran de España.
En 2012, Juan Goytisolo afirmó que dejaba la narrativa para siempre: “Es definitivo. No tengo nada que decir y es mejor que me calle. No escribo para ganar dinero ni al dictado de los editores”.
Además de su labor estrictamente literaria, Goytisolo fue un intelectual influyente, colaborador habitual en prensa y crítico del mundo contemporáneo.