Mauricio Zapata.-
Cd. Victoria, Tam.- Miedo, incertidumbre, molestia, tensión y muchos nervios. Así está el ambiente afuera del Centro de Ejecución de Sanciones (Cedes) de Ciudad Victoria.
Es el segundo día de una jornada violenta al interior del penal capitalino y en su exterior la gente no sabe nada.
«Sólo la mano de Dios es la buena», dijo una señora. Se le hacía un nudo en la garganta mientras observaba como ingresaban efectivos de la Policía Federal al interior del penal para apoyar en los operativos.
«No los maten por favor», gritó otra señora que lleva 20 horas en el lugar. Su rostro denota incertidumbre.
«Sólo en ustedes confiamos», dijo otra mujer desde lejos. Tenia un bebé de brazos cargando en su regazo.
Hay unas 20 unidades militares y federales. Dos camionetas de la Procuraduría de Justicia y camionetas de la Policía Estatal entran y salen. Y cada vez que pasa uno son objeto de gritos de los familiares de los internos.
«¿Cuántos muertos son?» Les gritan.
«No nos dan información. Queremos saber cómo están nuestros familiares», señaló llorando otra mujer.
Asegura que su hijo esta preso «injustamente». Viene de un pueblo del Altiplano y ya lleva 18 horas haciendo guardia afuera del Cedes.
Mientras tanto, la incertidumbre es la que no se va. Permanece sin que alguien rompa esa tregua.
El sol tampoco se va, y peor aun, se mantiene cada vez más intenso.
No hay agua. No hay negocios. La iglesia está cerrada y los nervios se incrementan.
La sombra no alcanza para quienes se mantienen de guardia y las especulaciones van y vienen.
Los disparos cesaron. Pero el miedo no. Las detonaciones dejaron de escucharse desde las 9:15 horas, pero hasta el momento no se sabe el nuevo saldo en esta jornada matutina de violencia en la cárcel capitalina.
Las escuelas aledañas están cerradas. Hay poca actividad en las oficinas cercanas y los curiosos hacen su arribo.
Entre tanto, la gente sólo le queda encomendarse a Dios.