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junio 7, 2017 | 147 vistas

CIUDAD DE MÉXICO, junio 6 (Agencias)

En contadas ocasiones un malentendido virtual podría tener unas consecuencias más nefastas que lo que está sucediendo en Oriente Medio. O, bien mirado, es la primera vez en la historia que un ataque cibernético tiene una repercusión tan directa en las relaciones diplomáticas de la vida 1.0. Un mensaje falso difundido por la agencia qatarí QNA en el que, supuestamente, tendía la mano a Irán e Israel -tradicionales enemigos del mundo árabe- ha sido el origen de la mayor tensión política en el Golfo en los últimos años.

Pese al posterior desmentido oficial de Qatar, cuyo Gobierno se quejó de haber sufrido un hackeo, la escalada de enemistad política no ha dejado de crecer. Así, Baréin, Egipto, Libia, Yemen, Islas Maldivas, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos rompieron las relaciones diplomáticas con el Gobierno de Doha al acusarlo de “poner en peligro la soberanía de los países y la adopción y financiación de grupos terroristas, entre los que se encuentran Al Qaeda y El Daesh”, según justificó el gobierno saudí.

Los demás socios político-económicos de Arabia, pronto se unieron a la causa, dando 48 horas a los diplomáticos qataríes para abandonar los países y cerrando los espacios aéreos, terrestres y marítimos a los qataríes, en una operación sin precedentes. Incluso, todos los qataríes -visitantes o residentes- en Baréin, Yemen, EAU y Arabia tienen 14 días para abandonar dichos países y volver a Qatar “por seguridad”.

La situación se antoja dramática en Qatar, puesto que el 40 por ciento de sus alimentos vienen de Arabia Saudí. Y todo a cinco años de que se dispute el Mundial 2022, que recibe un nuevo golpe a los ya tradicionales de falta de seguridad de los trabajadores en la construcción de los estadios, malas condiciones laborales, falta de garantías en el respeto de los derechos humanos…

Una potente Federación como Alemania ya ha mostrado su rechazo a la celebración del Mundial en Qatar si todo sigue igual. “Una cosa es absolutamente segura: la comunidad del fútbol debería estar de acuerdo en que no se pueden jugar grandes torneos en países que apoyen activamente el terrorismo”, afirmó Reinhard Grindel, presidente de la federación alemana. La FIFA, por ahora, guarda silencio: “Estamos en contacto con el comité organizador y los distintos actores involucrados en el Mundial. No haremos de momento más comentarios al respecto”.

El fútbol de la zona no es ajeno a la situación y ya se han producido las primeras reacciones. La principal la tomó el Al Ahli de Arabia Saudí, que rompió el acuerdo con Qatar Airways que renovó en mayo. Otras podría afectar al deporte local de Qatar. De hecho, Óscar Garro, del staff técnico del Al Sadd, de Qatar, habló acerca de su futuro y el de Xavi: “Tanto Xavi como jugador como nosotros como cuerpo técnico estamos en un momento de análisis. Confiamos en que sea una situación temporal, pero si esto evoluciona a una situación incómoda en la que los expatriados no podamos estar en nuestras situaciones actuales habrá que replantearse volver a casa”, afirmó.

La peor crisis del Golfo de los últimos años tendrá su repercusión en el fútbol. Todos los ojos están puestos de nuevo en Qatar y, otra vez, por una mala razón. Hay una crisis mundial a la vista.

 

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