Shalma Castillo.-
Cd. Victoria, Tam.- El secreto que atrae a los clientes está en las de “arete”, que son recién hechecitas y a mano, los guisos con un toque familiar y el buen trato.
Después de diversos oficios como el de albañil, plomero y herrero, Rodolfo Parra Gallegos, mejor conocido como “Don Fito”, descubrió que lo que mejor sabía hacer, estaba en la cocina.
Con el apoyo de su esposa Eva Martínez Cárdenas, pieza fundamental en este negocio, hace ya tres décadas que iniciaron con este negocio de comida.
En la Capital es muy difícil que alguien no haya probado ya las flautas y gorditas de Don Fito, principalmente los jóvenes estudiantes.
Con una “hilerita” de gorditas y flautas ya hechas, y un termo de café, empezaron Rodolfo y Eva a vender a un kilómetro en la salida de la carretera a Mante, exactamente afuera de las instalaciones de la Pepsi.
Sentados en una banquita comenzaron a ofrecer sus almuerzos para los trabajadores de ahí y los estudiantes que pasaban rumbo a la Facultad de Veterinaria.
“Más que nada el negocio empezó porque había otra señora que ya estaba vendiendo ahí y nos ofreció, porque ella ya no iba a trabajar, ella ya conocía a mi esposa que sabía hacer las de harina, y nos dejó el lugar para vender y empezamos de poquito”, comenta.
Pasando cinco años, la Pepsi les ofreció apoyarlos con una casillita de madera y unas cuantas mesas, así fue como inició este negocio familiar.
Pero tanta era la preferencia de los clientes que cada vez se recomendaba más y más, al grado que los tuvieron que remover de esa ubicación.
“Cada vez se fue juntando más gente y más gente, que ya no nos dejaron estar ahí porque estaba muy chiquito el espacio y en la carretera había muchos accidentes de los mismos muchachos que iban”, platica.
Después de 17 años de estar ahí, menciona que la Policía Federal de Caminos fue quien les dijo que tenían que moverse hacía otro sitio, porque era mucho carro y peligro para los estudiantes que iban a almorzar.
“De la noche a la mañana nos dijeron ya no pueden estar ahí, y que teníamos que cerrar”, enfatiza.
Pero Don Fito no podía quedarse así, sin hacer nada y darse por vencido, por lo que dice que en ese mismo día se fueron buscando un “localito” más cerca.
“Dimos aquí (en donde están actualmente), y el dueño nos apoyó también, nos dijo pónganse a trabajar y luego nos arreglamos y ahorita ya le compramos y nos establecimos gracias a Dios”.
Cualquier día de la semana que uno llegue a este negocio va a encontrar mesas llenas y una larga fila para hacer el pedido.
Lo que ha mantenido y atraído más clientela, es que todo sale al instante, las tortillas de harina se hacen a mano, también la gordita y nada es comprado.
Además que las flautas son únicas, porque las preparan con diversos ingredientes; “le ponemos frijolitos, el guiso y quesito, a las personas que no le gustan los frijoles se los quitamos, ellos eligen cómo las quieren, también se le puede poner varios guisos por el mismo precio, aquí no andamos que si le ponemos más, se les cobra más”.
Aunque también la atención que les da a sus clientes es otro punto por el que siempre regresan y por lo económico.
“No buscamos tanto ganancias, buscamos que se vaya satisfecho el cliente, tenemos precios bajos y como somos pura familia cuidamos el empleo de todos”, menciona.
Dice que con 40 pesitos el cliente se va satisfecho, ya con refresco y comida.
Don Fito platica que en este negocio trabajan con él cuatro hijos Carlos Antonio, Miguel, Farid, José Manuel y su esposa, y como la demanda fue creciendo, tuvieron que contratar a otros trabajadores.
Todos los que trabajamos aquí vivimos de esto nada más, algunos de mis hijos estudiaron y otros no, los que estudiaron me apoyan con cuentas y los que no aquí están, los he sacado adelante con esto de aquí ha salido todo lo que tenemos.
Donde se encuentran ya establecidos, en la entrada del Fraccionamiento “Lomas de Guadalupe”, a un costado del Hotel “Las Fuentes”, tienen nueve años.
Platica que cuando él se retire del negocio, la idea es que sus hijos continúen con la tradición familiar.
“Yo fui aprendiendo a cocinar, yo vengo de otros trabajos que no tenían nada que ver con la comida; fui albañil, plomero y herrero, de todo le hago porque desde chico empecé a trabajar y esto me salió de oportunidad y le seguí”, expresa.
Su esposa era la que le sabía más a la cocina, y los dos fueron aprendiendo poco a poco, haciendo los guisos a sus gustos, nunca esperaron a que alguien les dijera cómo hacerlo, “lo hacemos al gusto de nosotros y les ha ido gustando a la gente, acomodándole a la receta los gustos de la familia”.
El guiso de la casa y el que más pide la gente es la salsa verde y el chicharrón, que tienen un toque especial y un sabor diferente.
Aunque no solamente tiene clientes de Victoria, sino también de Llera, Tula, Jaumave, Palmillas, de diversas regiones, que cuando pasan por el lugar llegan a almorzar.
Desde la zona norte de la Capital también van a comerse unas ricas flautas, principalmente acuden muchos estudiantes de preparatorias y universidades, quienes se identifican mucho con Don Fito, porque siempre está “relajeando” con ellos.
“Aquí estamos para servirles de 7:30 de la mañana a cuatro de la tarde, ampliamos horario, antes era hasta las dos y no se abría los domingos, ahora ya es toda la semana”, menciona.
Por necesidad propia fue como comenzó con la venta de gorditas y flautas, para ayudar a la economía de la casa y sacar a su familia adelante, con las ganas que le pusieron fue creciendo y tuvo que dejar sus otros oficios para meterse de lleno a la cocina, ya que él es quien prepara todos los guisos.
Uno de sus clientes frecuentes, Andrés, nos comparte que es uno de sus lugares preferidos para almorzar; “Aparte de que está delicioso, está súper económico, con menos de 50 pesos comemos bien y llenamos, son gustos exquisitos y hemos ido a otras partes y realmente no nos han llegado a gustar tanto como aquí, mi guiso favorito chicharrón, me como tres para llenar, lo recomiendo porque es un establecimiento familiar, las aguas también están muy buenas”.
Otro cliente también coincidió: “me gusta venir a Don Fito porque ayudan a la economía y más de los estudiantes, están muy ricas las flautas y gorditas, el negocio muy limpio y la amabilidad del señor, las recomiendo a todos los tamaulipecos”.