MADRID, España, junio 23 (AP)
Con un dispositivo especial de seguridad a la espera de más de dos millones de visitantes, Madrid se convirtió a partir de este viernes y durante diez días en la capital mundial del orgullo. Pero la mezcla de reivindicación de la diversidad sexual y de género con negocio y fiesta ha hecho aflorar tensiones dentro y fuera del activismo gay.
“Orgullo sí, pero no así”, dice la pancarta que quiere colocar una asociación de vecinos en el corazón de Chueca, conocido como “el barrio gay” del centro de Madrid. Las banderas arcoíris que pueblan muchos balcones evidencian que la zona sigue siendo epicentro del activismo LGBT, pero también hacen de gancho comercial para aprovechar la oportunidad y vender de todo, desde calcetines hasta palomitas de maíz.
“Estamos en contra de la comercialización del orgullo por parte de empresarios en lo que es un atropello a los vecinos del barrio y de la ciudad”, explicó Esteban Benito, presidente de la asociación, que denunció suciedad, ruidos y una concentración excesiva de ocio nocturno. Como otros vecinos, Benito se ha marchado estos días de vacaciones.
Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales agrupados en el colectivo “Orgullo crítico” han convocado a una manifestación alternativa para denunciar que el WorldPride -que se celebra entre el 23 de junio y el dos de julio- supone “una mercantilización y comercialización de nuestros derechos”.
El debate se produce cuatro décadas después de la primera manifestación liderada por transexuales en las calles de Barcelona, cuando el movimiento LGBT se rebelaba contra la ilegalidad heredada de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) y la incomprensión social.
“O cambiábamos el formato o no íbamos a conseguir nada, porque no podíamos pedir cambios legales mientras gays y lesbianas seguían en el armario”, recordó Mili Hernández, una histórica del activismo que en los años 90 ayudó a incorporar el elemento festivo a las marchas del orgullo.
Aunque cree que abrirse a lo lúdico fue lo correcto, indicó que “el orgullo ha sido secuestrado ahora por intereses políticos y económicos”.
España afianzó una democracia que se adelantó a la mayoría de los países al sancionar en junio de 2005 el matrimonio de parejas del mismo sexo y permitir también la adopción. Desde entonces se han celebrado más de 40 mil de estos matrimonios, según el Instituto Nacional de Estadística. Y a ese liderazgo se quiere sumar ahora una nueva ley que se debate en el Parlamento para que los poderes públicos aseguren una igualdad efectiva.
El WorldPride “es el cierre de un ciclo hermoso en el que hemos transformado este país hasta conseguir la igualdad legal y nos hemos formado para seguir luchando por una igualdad social y real”, señaló Jesús Generelo, presidente de la Federación Estatal LGBT que impulsa la marcha el 1 de julio en la que pedirán la extensión de estos derechos a todo el mundo y reclamarán a la Organización Mundial de la Salud que deje de considerar a la transexualidad una enfermedad mental.
Les seguirán más de 60 pancartas y 52 carrozas de empresas, colectivos políticos y hasta marcas comerciales que se han convertido para muchos en la esencia de la jornada, al punto que los organizadores han inventado el término “manifiesta” para explicar que se trata de la unión de “una manifestación lúdica” y “una fiesta reivindicativa”.