Washington, 25 Jun (Notimex).- La queja de los periodistas que cubren la Casa Blanca sobre mayores limitaciones a su trabajo y una interacción cada vez menos transparente con la oficina de prensa, al parecer careció de eco en la mayoría de los estadunidenses para quienes ha perdido su objetividad.
Aunque de manera pública la controversia parece limitada a una puja entre el secretario de Prensa Sean Spicer y algunos de los medios de mayor peso e influencia, como CNN y diarios como The Washington Post y The New York Times, el impacto de las limitaciones impuestas ha afectado a todos los que cubren la casa presidencial.
Sin embargo, la queja ha sido casi inexistente en la mayoría de la prensa de corte conservador, algunos como la televisora FOX, con un acceso casi ilimitado al presidente Donald Trump, que la semana pasada le concedió dos entrevistas, además de las apariciones de Spicer y otros funcionarios.
La nueva queja radica en la recurrencia de los llamados ‘gaggles’, conferencias de prensa donde no se permite el acceso de cámaras o grabadoras, en oposición a las conferencias de prensa regulares que son llevadas al aire por las televisoras de noticias que transmiten por cable.
La política quedó desplegada de manera pública el jueves cuando la imagen de video desde la sala de prensa de la Casa Blanca fue cortada segundos después del ingreso a la misma de la vocera presidencial adjunta Sarah Huckabee Sanders.
Aún la cadena FOX sumó su voz a la crítica de la mayoría de las televisoras cuando la Casa Blanca prohibió el acceso a través de video y audio.
“Las conferencias de prensa tienen que suceder en vivo y tienen que ser documentadas con audio y en todas las formas posibles”, dijo la periodista y presentadora de FOX, Martha MacCallum.
La Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca (WHCA) hizo patente su malestar por la nueva política durante una entrevista con Spicer y Sanders, aunque no está claro si procederá dado el desdén con que la oficina de prensa ha abordado quejas previas.
Jeff Masson, corresponsal de la agencia Reuters y presidente de la WHCA, dijo en una carta que aunque son útiles, los ‘gaggles’ no pueden ser un sustituto del intercambio abierto entre los reporteros y los funcionarios donde queda un registro visual y auditivo.
El viernes pasado Spicer compareció ante los periodistas en la sala de prensa bajo la misma modalidad, aunque liberó el audio tras concluida la conferencia, como lo había hecho el día previo, pese a lo cual no todas las televisoras optaron por reproducirlo debido a la ausencia de imágenes.
En un intento por mofarse de la ordenanza, CNN contrató al dibujante Bill Henesy, cuyo trabajo es más conocido por los rápidos bosquejos que produce durante las audiencias de la Suprema Corte de Justicia, a fin de tener un registro gráfico del evento.
“No sé por qué todos están conformes con esto, no tiene sentido”, lamentó Jim Acosta, de la cadena CNN, en un enlace en vivo, que acompañó con un mensaje en su cuenta Twitter en que lamentó el impacto que esta limitación tiene en el derecho de los estadunidenses a estar informados.
Empero Robert Eno, de la revista conservadora Conservative Review, dijo que la práctica adoptada ahora por Spicer de manera más recurrente para sus intercambios con la prensa no constituye una violación de la primera enmienda constitucional que garantiza la libre expresión.
“No, Jim, así no funciona la Primera Enmienda. Ningún político tiene la obligación de celebrar reuniones de prensa ni siquiera permitir que esas sesiones de información sean televisadas, a menos que violen los ‘derechos’ de los estadunidenses”, escribió Eno en respuesta al comentario del corresponsal.
Además de la complacencia tácita de la prensa conservadora, la Casa Blanca parece tener un firme respaldo de la base electoral del presidente Trump y con ello la ausencia de una presión significativa, según se desprende de una nueva encuesta de opinión.
Una nueva encuesta de la televisora NBC News y el diario The Wall Street Journal dada a conocer el viernes reveló que 50 por ciento de los estadunidenses creen que la cobertura de la posible colusión entre miembros de la campaña de Trump y funcionarios rusos ha sido “irresponsable” y “sobredramatizada”.
Para otro 34 por ciento, la cobertura ha sido responsable en tanto que apenas 12 por ciento dijo que ha sido insuficiente hasta ahora.
La encuesta reveló el sólido apoyo de que goza el presidente entre los republicanos, 89 por ciento calificó de irresponsable la cobertura, indicando que el comportamiento de la prensa ha sido sesgado porque ha favorecido en su cobertura a los críticos del mandatario.