Rogelio Rodríguez Mendoza.-
En vez de alegrarnos, el incremento de las remesas que los migrantes envían a Tamaulipas, que se estiman en más de 800 millones de dólares anuales, debe ser un motivo de preocupación porque significa que cada vez hay más personas que se están yendo del estado, aseguró Salvador Rosas Quintanilla.
El agente aduanal y asesor en comercio exterior del Gobierno del Estado dijo que hace diez años llegaban 200 millones de dólares en remesas cada año y ahora la cifra es de 800 millones.
“Eso sucede porque hemos corrido a más tamaulipecos, muchos de ellos empresarios, por el miedo. Entonces, lo que tenemos que hacer es trabajar más duro para que la situación de inseguridad pública disminuya y la gente pueda tener más confianza en invertir en Tamaulipas y no se vaya, pero además que quien se fue regrese”, mencionó.
Dijo que el miedo por la inseguridad pública es el principal factor de migración en el estado, porque la gente prefiere cruzar la frontera para vivir y trabajar en Estados Unidos.
Esa misma situación de inseguridad impide que lleguen inversionistas o que haya turismo que venga al estado.
El también ex diputado local del Partido Acción Nacional (PAN), recordó como hace algunos años muchas familias de Estados Unidos venían al lado mexicano a hacer compras, pintarse el pelo, lavar el carro, buscar atención médica, lo cual generaba una gran derrama económica para las ciudades fronterizas.
“Hoy eso ha cambiado. Es muy poca gente la que viene porque el miedo es el principal obstáculo. El Gobierno está trabajando para cambiar la situación y esperemos que pronto las cosas mejoren, porque es la única forma de que regrese el turismo y los inversionistas”, refirió.
Rosas Quintanilla dijo que otra situación en la que hay que trabajar con más energía es en poner orden hacia dentro de las mismas instituciones de policía, porque se siguen dando abusos y robos a turistas por parte de los miembros de las corporaciones policiacas.
“Te vas al kilómetro 26 de Nuevo Laredo y ves a la Policía de Caminos asaltando a los migrantes, pidiéndoles dinero, y eso no puede ser posible. Es la parte que tenemos que empezar a quitar del estado porque a nadie beneficia. Mira cómo andamos todos, todos chillando”, señaló.
Expuso también la urgencia de promocionar los logros del Estado, como es la certificación de hospitales en la frontera, que pueden ser un atractivo para muchos estadounidenses que viven en el Valle de Texas y a quienes les resulta más económico buscar servicios médicos en México.
“No hemos cacareado eso y hay que hacerlo”, indicó.
