Mérida, 12 Jul (Notimex).- Los tratamientos de conservación, restauración y estabilización del esqueleto prehistórico femenino con fechamiento directo más antiguo y genéticamente intacto de América, descubierto en una oquedad denominada Hoyo Negro dentro de una cueva sumergida en Tulum, Quintana Roo, concluyeron exitósamente.
Según un comunicado de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), los trabajos se realizaron en la Sección de Restauración del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Campeche, bajo la dirección de Diana Arano Recio y su equipo.
Este hallazgo ha permitido continuar los estudios, análisis y seguir obteniendo valiosa información acerca de los primeros pobladores de América y la vida hace miles de años en lo que es hoy la Península de Yucatán, a través de los restos óseos de esta joven que vivió hace unos 13 mil o 12 mil años A.P., y quien al morir tenía entre 15 y 17 años de edad.
Este sitio prehistórico tan importante fue descubierto por los espeleobuzos del Proyecto Espeleológico Tulum (PET) Alberto Nava, Alejandro Álvarez y Franco Attolini, equipo al que muy pronto se sumó Roberto Chávez.
Fueron ellos quienes lo llamaron Hoyo Negro, en analogía con el fenómeno que ocurre en el espacio exterior.
Susan Bird, integrante de este grupo de buceo especializado, “bautizó” al esqueleto como “Naia”, en recuerdo a las náyades de la mitología griega que cuidaban de los estanques en la antigüedad.
Gracias a la notificación de los descubridores, la Subdirección de Arqueología Subacuática creó, a finales de 2011, el Proyecto Arqueológico Subacuático, Hoyo Negro, Tulum, Quintana Roo, coordinado por Pilar Luna Erreguerena.
En él participan renombrados científicos nacionales y extranjeros, además de los descubridores y otros buzos expertos en cavernas, todos ellos entrenados en el registro arqueológico.
Antes de llegar a su destino final en el Museo Nacional de Antropología, donde bajo la responsabilidad de Antonio Saborit, director del museo, estos restos óseos se encuentran resguardados con los parámetros ideales de preservación en cuanto a temperatura y humedad relativa.
La Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) unió esfuerzos con las facultades de Ciencias Antropológicas y de Odontología de la Uady, para realizar un registro tomográfico (CBCT) completo de sus segmentos con mayor resolución de Naia.
Este estudio se llevó a cabo del 5 al 7 de julio y posibilitará obtener réplicas precisas de la osamenta para fines museográficos, científicos y será un invaluable apoyo para las posteriores etapas de investigación interdisciplinaria del caso.
Las intervenciones actuales culminan una larga serie de estudios de esa osamenta, en que el personal académico de la Uady ha participado conjuntamente con los colegas del INAH, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de instituciones internacionales.
Dichas investigaciones se han abocado al registro e identificación esquelética, a las particularidades de los procesos de desintegración y esqueletización subacuática de la joven una vez muerta, así como sus condiciones de preservación actual tras descansar por miles de años debajo del agua.
Otros enfoques más lo fueron, su buen estado de alimentación infantil y su deterioro de su salud antes de morir, asimismo sus características (epi)genéticas dentales y su salud oral.
Se averiguaron además una serie de condiciones inflamatorias de su pelvis para concluir acerca de su posible rol reproductivo.
Cabe agregar que en Hoyo Negro también se han descubierto 26 esqueletos de animales, pertenecientes a 13 especies, cinco de ellas extintas (gonfoterio, tigre dientes de sable, oso tremarctino, dos perezosos gigantes y cánido) y otros que todavía existen hoy en día, como puma, tapir, coatí, gato de monte, bagre, murciélago y pecarí.