diciembre 14, 2024
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La leyenda tras la figura de estos niños

julio 14, 2017 | 690 vistas

Rebeca Maldonado.-

En el barrio de Xonaca, Puebla, los vecinos aseguran que las figuras de una fuente cobran vida por las noches. La gente dice que las estatuas de dos niños de La Fuente de los Muñecos, tiene una historia que ha pasado de generación en generación.

La leyenda cuenta que, en el pasado, cuando las calles eran empedradas y las casas coloniales, vivía un caballerango con su familia. El hombre tenía dos hijos, un niño de seis y una niña de siete años a quienes les ocurrió una tragedia.

Una mañana cuando los niños se dirigían juntos a la escuela, una lluvia torrencial cayó en la localidad y lamentablemente alcanzó a los menores a quienes nadie volvió a ver después del fenómeno.

Después de la tormenta el caballerango esperó por varias horas a sus hijos, pero ellos jamás regresaron. El padre angustiado al no saber nada de los pequeños, se dedicó a buscarlos por todos los medios disponibles en aquél entonces. Los vecinos al enterarse de la tragedia se unieron al hombre y crearon grupos para ir tras el rastro de los niños, pero todo fue en vano.

Tiempo después con mucho dolor y resignación al no encontrar los cuerpos, el hombre y los vecinos dedujeron que los menores habían caído a un pozo de agua ubicado en las inmediaciones de la casa del general Maximino Ávila Camacho, gobernador de Puebla de 1937 a 1941.

Cuando el general se enteró de la historia, mandó poner una fuente justo en donde se encontraba el pozo en donde se supone cayeron los niños. La construcción fue hecha con pedestal de azulejo en talavera en honor a los hermanos desaparecidos.

Desde entonces, las estatuas de una pequeña niña de trenzas con vestido amarillo y un niño de overol azul con camisa verde, permanecen frente a la iglesia de La Candelaria, entre la calle 22 Oriente y 18 Norte.

Según relatan, las figuras de los hermanitos se mantienen inmóviles recibiendo los chorros de agua de la fuente durante el día, pero por la noche algunos los han podido ver cobrar vida, jugando y corriendo hasta antes de que el sol salga, porque es en ese momento cuando vuelven a su posición original.

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