Shalma Castillo.-
Cd. Victoria, Tam.- Decidieron cambiar los tacones, vestidos y el bolso con maquillaje, por portar botas, uniformes masculinos y armas…
A 74 años de haberse creado la Policía Federal (PF) en México, el género femenino fue aceptado para formar parte de esta corporación.
Fue en el 2002 que se lograron integrar mujeres en la carrera de oficiales para el servicio de carreteras y en la academia.
Aunque el 20 por ciento de policías mujeres que forman parte de esta institución se encuentran trabajando principalmente en aeropuertos donde hacen revisiones manuales, un porcentaje menor de oficiales hacen recorridos en patrullas.
Con cierto temor al principio, por no saber a lo que se enfrentarán día con día, pero con orgullo y pasión hacen su labor.
Tal es el caso de la policía tercera Perla Sosa López Perla, de 25 años de edad y tres de servicio, oriunda del estado de Hidalgo, quien dice estar orgullosa de lograr el sueño de cuando era niña, y formar parte de la Policía Federal.
“Desde que era pequeña, tenía la ilusión de pertenecer a una corporación policial, llámese municipal o estatal, pero al estudiar la carrera me impulsó más a la Policía Federal”.
Dice que una vez viendo la misión y visión que tienen en esta institución, fue cuando decide ser policía federal, algo de lo que no se arrepiente, “mi mejor opción siempre va a ser estar en la División de Gendarmería”.
Expresa que siempre trata de dar y hacer lo mejor en esta labor, por lo que comparte un sabio consejo que un día a ella le dieron; “me dijeron ‘si quieres ser un pino alto y robusto que en la cumbre se bañe de esplendor y no puedes serlo, sé un arbusto, pero entre todos, trata de ser el mejor’”.
Menciona estar orgullosa de pertenecer a esta institución, y aún más siendo mujer, ya que la mayoría de los elementos policiales son hombres.
“Comúnmente las personas nos dicen a mis compañeras y a mí que por qué una mujer se dedica a andar con armas y estar de este lado, si esto es un trabajo para hombres”.
Sin embargo, lo que hace es algo que le apasiona, tanto, que incluso arriesgaría su vida por la de alguien más.
“El estar aquí, para mí es un orgullo, el anteponer mi vida a costa de cualquier persona”, enfatiza.
Al platicar con la reportera, le dijo; “ahorita tú no me conoces ni yo a ti, nos acabamos de ver y si en este momento se suscitara algo, yo pondría mi vida por salvar la tuya”.
Sosa López es una mujer tan comprometida con su país y su gente, que su deber es priorizar el bienestar de los demás, por lo que dice que no le da temor a morir en la batalla.
“Mi trabajo me dice ‘Perla estás aquí salvando vidas, una vida que no conoces’, pero que quizás algún compañero también va a poner su vida por la de mi familia sin conocerla”, expresa.
Platica que al principio fue difícil separarse de su familia, pero tanta es su pasión por lo que hacen que debe prepararse mental y físicamente.
“Para separarse de la familia es difícil, aquí en la institución contamos con psicólogos que si necesitamos de ese apoyo con gusto lo proporciona…
“Nos dicen ‘cuál es tu deficiencia moralmente’ y platicas si hay poco de desventaja al estar lejos de la familia, lo tratan y poco a poco te vas acostumbrando a este estilo de vida”.
Cuando está en su casa en los días de descanso, dan las 5:00 de la mañana y ella ya está de pie… “mi mamá me dice, ‘oye Perla, qué haces despierta a esta hora’…yo le respondo, es que tengo hambre… pero te acostumbras tanto a esta vida, lo haces tan tuyo, que cuando estás en horas de descanso quieres seguir trabajando”.
Dice que el trabajar y convivir todos los días con hombres no es incómodo, ni cosa del otro mundo.
Sin embargo cuando son personas civiles, ven las cosas de diferente manera.
“Desde que entras a la academia la mayoría de ahí son hombres, pero contamos con unos valores tan de raíz que puedo salir a servicio con diez varones y nada más yo de mujer y ninguno me falta al respeto”.
Por el contrario, la cuidan, procuran, enseñan y no la rechazan por ser mujer; “me dicen ‘Sosa vente de este lado o aquí tienes que hacer esto, ten más cautela’”.
La policía tercero Sosa López pertenece al agrupamiento de gendarmería de la zona sur de Tamaulipas, en donde hay 17 mujeres y 169 hombres policías.
“Yo estoy orgullosamente y satisfecha de estar en la Policía Federal”, enfatiza.
ES PASIÓN TOTAL: GLENDA
También Glenda Hernández Fernández, de 26 años de edad y tres de servicio, comparte que se siente orgullosa y realizada con su trabajo.
Dice que a pesar que es difícil estar lejos de casa, más aún de su hijo, el ser policía federal es algo que le apasiona.
Aunque platica que al principio, como a todos, le daba un poco de miedo.
“Cuando vas entrando tienes un poco de temor al no saber a qué te vas a enfrentar todos los días, pero cuando te gusta, sabes y te apasiona tu trabajo, eso se va disminuyendo”.
Cuenta que se siente satisfecha con la labor que desarrolla en la Policía Federal, ya que la mayoría de los que forman parte de la Gendarmería no son personas que vienen de algún tipo de policía o militar.
“Éramos personas civiles y conocemos la problemática, más que las personas que ya han pertenecido siempre a este medio”, indica.
Detalla que el entrenamiento que llevan a cabo tiene una duración de un año, es donde principalmente adquieren los conocimientos base, pero la experiencia, la agarran en campo y trabajando.
Al igual que todos los que forman parte de la corporación, tienen que pasar por una serie de filtros de confiabilidad, pruebas físicas, psicológicas y de portación de armas.
“Cuando inicié me daba miedo, nunca había tenido un arma en mis manos, pero te acostumbras y te enseñas”.
Dice que durante los enfrentamientos sí siente un poco de temor, no tanto por el momento, sino, “por las personas que a lo mejor vamos a dejar, en este caso, mi hijo”.
En ese momento, comenta que lo que trata de hacer es protegerse, y por la mente lo único que le pasa es su familia, y quienes son católicos, se encomiendan a Dios.
Enfatiza que la ciudadanía sí les reconoce su labor, ya que han recibido buenos comentarios por parte de ellos.
SIN TEMOR: CORNEJO
La policía tercero Cornejo Rosales, de 23 años, originaria de la Ciudad de México, expresa sentirse feliz y cómoda durante sus tres años de servicio en la corporación.
“No me da miedo, es muy grato trabajar para la institución, cuando escuchan la palabra policía, piensan en enfrentamientos y es lo que les da temor, pero estas situaciones no se ven a diario”, menciona.
Pero la convivencia con los compañeros, el radicar en otro estado, participar en actividades con los demás elementos, expresa que es muy satisfactorio.
“Es muy gratificante y un orgullo servir al pueblo, vale la pena el sacrificio”, enfatiza.
Comparte que todos los que integran la corporación, tienen el mismo entrenamiento en cuestión física, mental y psicológica, no se hace distinción por ser mujer y no hay preferencias.
Dice que sus padres se sienten orgullosos de ella, en particular por ser la única mujer y ser policía federal, ya que tiene hermanos varones.
“Yo vivo cerca de la base principal de nosotros en la Ciudad de México, y el hecho de ver los helicópteros, el desfile, sobre todo a las mujeres paramédicos, fue lo que me motivaba para yo también querer formar parte de la Federal”.
Finalmente agrega que ella le gusta esta profesión por el servicio a la comunidad, el poder ayudar y proteger a los demás.