diciembre 13, 2024
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agosto 7, 2017 | 353 vistas

Samantha Rocha.-

Cd. Victoria, Tam.- La Cineteca del Centro Cultural Tamaulipas, fue el escenario perfecto para escuchar la historia de una vida dedicada al séptimo arte: la historia del tamaulipeco Roberto Collado.

Originario de Ciudad Victoria, ha logrado con dedicación y perseverancia una gran trayectoria como cineasta, participando en más de 40 producciones nacionales y extranjeras, que a su vez le han valido reconocimientos a nivel internacional.

 

POR AZARES DEL DESTINO

Desde hace más de una década, Collado llegó por “una puerta falsa” a su verdadera pasión: el cine.

“Yo no sabía que iba a estudiar cine hasta que de pronto me encontré con él. Creo que a mucha gente le pasa así, normalmente vienes de otro arte y yo siempre había hecho música, nunca supuse que terminaría detrás de una cámara, dirigiendo y escribiendo”, asegura.

Fue en 2006 cuando después de concluir estudios de aviación y obtener su licencia como piloto privado, decidió aplicar para la Universidad de Texas Pan-American (UTPA). Ahí, al tener tantas opciones de carreras posibles, bromeó con la idea de querer “estudiarlas todas” y se le ocurrió que solo un actor “podía serlo todo”.

De esta forma ingresó a la Licenciatura en Teatro, especializada en televisión y cine, pero dos años después, el tamaulipeco descubrió que estar detrás de cámaras le resultaba más interesante y se enfocó en dirigir.

“Yo estaba estudiando actuación (…) y de repente un día estaba en el set, veo a unos chavos que estaban detrás de la cámara y dije… esto se ve más divertido (…) Lo primero que me llamó la atención fueron las cámaras, porque yo tengo un papá que es fotógrafo, entonces desde chico había estado expuesto a eso”, confiesa.

Además fue su padre quien le obsequió su primera cámara, una clásica Yashica Twin Lens con la que comenzó a tomar fotografías y se convirtió en su aliada.

 

MÁS TECNOLOGÍA ¿MEJOR CINE?

Collado considera que aunque actualmente la tecnología, las cámaras e incluso las plataformas de distribución como YouTube están al alcance de todos, no necesariamente se hace mejor cine.

“La diferencia con hace algunos años, es que antes solo unas pequeñas élites tenían acceso a la tecnología porque era muy cara y ahora no, ahora todo mundo tiene acceso a hacer cine de mediana o de buena calidad”.

Esto, considera, se debe a que anteriormente era necesario ser mucho más preciso a la hora de captar una imagen.

“Sabías que una toma es una toma y no tienes más, queda plasmado. No hay manera de regresar el carrete y borrar, esa disciplina es muy distinta a la que te brinda un formato digital”, asegura.

 

INSPIRADO POR GENIALIDADES

Tiempo después de concluir su licenciatura, el victorense realizó sus estudios de maestría en el City College de Nueva York, donde se especializó en cinefotografía.

Ahí conoció a Chantal Akerman (1950-2015), “una de las cineastas más importantes de la historia”. Con ella trabajó arduamente durante dos años en el guión de su tesis de maestría, un cortometraje que lleva por nombre “Sábado por la mañana”, que cabe destacar, fue filmado en Ciudad Victoria.

Para Roberto, Akerman ha sido “una de las figuras más importantes en el mundo del cine de arte y del cine experimental” e incluso le hicieron un homenaje póstumo en la ceremonia de los premios Óscar 2016. “Cuando tienes la oportunidad de trabajar con genialidades de ese tamaño, tu crecimiento es increíble”, expresa.

También tuvo la fortuna de conocer al recién fallecido Sam Shepard, “uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX” y en quien se inspiró para varios de sus trabajos en la universidad.

Sin embargo, existe una figura que Collado considera su “ideal al cual alcanzar”.

“Yo siempre he tenido un ideal en el cine desde que lo descubrí, se llama Akira Kurosawa”. Para él, es uno de los máximos exponentes de la época de oro del cine japonés.

“Su estética visual, sus grandes obras narrativas, siempre han sido para mí el camino a seguir”, asegura.

 

ENCUENTRO CON CARRERA TORRES

Otra de sus pasiones es la historia, esto lo llevó a conocer al general Alberto Carrera Torres y plasmar sus hazañas en un documental.

Collado quedó fascinado con el personaje pues a su parecer era una especie de “superhéroe” enfundado en su cuera amarilla, con una “pierna biónica” a falta de una de sus extremidades, pero aún así, con el valor para liderar la Revolución Mexicana en Tamaulipas.

Por esta razón, Roberto se “enamoró del personaje” y decidió hacer algo para que no quedara “reducido a una calle en Ciudad Victoria”.

De esta manera, después de una gran “odisea”, el documental “Alberto o la metamorfosis revolucionaria del general Carrera Torres”, se filmó en lugares como Tula, Jaumave, Palmillas, Miquihuana, Bustamante y Victoria.

 

ALGO PENDIENTE

Ante la falta de escuelas especializadas en cine en Tamaulipas, Collado decidió compartir sus conocimientos con aquellos que tuvieran la inquietud por este arte, impartiendo talleres, cursos y conferencias.

Sin embargo, reconoce que en un futuro le gustaría dedicar mayor tiempo a enseñar.

“Siempre he querido hacer un esfuerzo más profundo en la docencia del cine, en probar una nueva técnica para enseñar el arte, creo que voy a tener la capacidad de hacerlo más adelante pero ahorita estoy enfocado en trabajar, en hacer producciones de todo tipo”, añade.

 

SU OBSTÁCULO Y SU MOTOR

El cineasta tamaulipeco se ha enfrentado a muchos retos a lo largo de su trayectoria, pues reconoce que en “México es muy difícil hacer cine” principalmente aquel que puede ser considerado como experimental.

Debido a esto, considera que el amor por sus raíces es su mayor obstáculo pero al mismo tiempo, “el motor más importante para seguir haciendo cine”.

“¿Por qué digo que es mi mayor obstáculo?, porque me obliga a regresarme a México. Hubiera sido más fácil para mí quedarme en Estados Unidos y hacer cine allá como mucha gente lo hace, pero yo me siento vacío, me pesa contar cosas que no siento, que no son de mi país”, comparte.

CUESTIÓN DE PACIENCIA

Finalmente Roberto Collado comparte algunos consejos para aquellos que quieran aventurarse en el mundo del séptimo arte. Para él lo primordial es tener mucha paciencia: “llegar al cine cuesta, el cine es uno de los artes más ingratos del mundo”, admite.

Otro punto que considera fundamental es convertirse en “verdaderos autodidactas”, es decir, buscar la teoría que únicamente los libros pueden brindar y desarrollar “un apetito por el conocimiento, por aprender cada día más”.

“Aprendan inglés, porque los mejores libros, los mejores teóricos en el cine, desafortunadamente todavía la mayoría nada más están en inglés”, añade.

“Y no se desesperen, porque el cine los va tratar muy mal, antes de empezar a tratarlos bien”.

 

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