diciembre 14, 2024
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agosto 16, 2017 | 151 vistas

FREETOWN, Sierra Leona (AP) — Entre lágrimas, Hawa Stevens, habló acerca de los 28 miembros de su familia que fallecieron luego de los deslaves e inundaciones que arrasaron Freetown y cobraron las vidas de cientos de personas.

“Mi madre, padre, hermanos y hermanas, mis primos, todos muertos. Mi vida ha sido destrozada… Por favor ayúdame Dios mío”, sollozó mientras esperaba en una larga fila debajo de la intensa lluvia el miércoles afuera de la morgue de la ciudad donde acudió para tratar de identificar los cuerpos de sus seres queridos.

Stevens estaba rodeada de cientos de personas, algunas con mascarillas para evitar respirar el olor de la muerte. Muchos en la fila estaban aferrados a fotografías en la que fuera su última esperanza de encontrar a sus seres queridos y poder darles un entierro digno.

Para Stevens, la espera sólo trajo decepción. “Sólo pude identificar a dos personas de toda mi familia”, dijo afligida.

Se ha confirmado la muerte de más de 300 personas, un tercio de las cuales son menores de edad, luego de los devastadores deslaves que azotaron la ciudad en la madrugada del lunes. Funcionarios de la Cruz Roja estimaron que otras 600 personas estaban desaparecidas 48 horas después del desastre, el cual se registró cuando la mayoría de ellas estaban dormidas. Miles perdieron sus hogares.

El miércoles, equipos de rescate continuaban trabajando para sacar cuerpos entre las toneladas de lodo y escombros que bajaron por las laderas hacia las zonas bajas y empobrecidas de Freetown y asentamientos cercanos. Muchos eran voluntarios que excavaban con palas, zapapicos y, en algunas ocasiones, sus propias manos.

En la morgue del Hospital Connaught de la ciudad, los bomberos, miembros de las fuerzas armadas, la policía y voluntarios trataban de ayudar a los desconsolados sobrevivientes con el difícil proceso de encontrar los cuerpos de sus familiares, algunos de ellos muy desfigurados y descompuestos para poder ser identificados.

La oficina del presidente Ernest Bai Koroma informó que los cadáveres que no sean identificados recibirán un «entierro digno» en los próximos días. El mandatario decretó siete días de duelo nacional a partir del miércoles.

Brima Mundeh, de 40 años, quien logró salir con vida del desastre junto con sus dos hijos, dijo que temía que otros tres miembros de su familia que están desaparecidos estuvieran enterrados debajo del lodo.

“No puedo describir la magia que hizo que mi familia y yo lográramos salir de la casa”, expresó. “Pero creo que fue gracias a Dios porque no sé de dónde saqué la fuerza y poder para sacarnos de ahí”.

 

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