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agosto 23, 2017 | 147 vistas

RABAT, Marruecos, agosto 22 (AP)

Marruecos se ha considerado a sí mismo un oasis de estabilidad en una región volátil y un aliado clave en la lucha contra el terrorismo islámico. Pero en meses recientes, se ha visto sacudido por ataques mortíferos en Europa atribuidos a marroquíes que viven en el extranjero.

Jóvenes de la nación norafricana han estado involucrados en ataques terroristas en París y Bruselas y, apenas la semana pasada, emergieron como sospechosos en ataques en España y Finlandia. El grupo Estado Islámico reivindicó los ataques.

En los días tras los ataques que mataron a 15 personas en Barcelona y en un balneario, familiares y amigos de los sospechosos, horrorizados y anonadados, se reunieron con la comunidad musulmana en el pueblo español de Ripoll, donde viven, para denunciar el terrorismo.

Sus familias en Marruecos emitieron declaraciones similares y dijeron además que cualquier cosa que los jóvenes aprendieron sobre extremismo ocurrió fuera del país.

La célula de 12 miembros acusada de los ataques en España estaba formada por hermanos y amigos de la infancia en Ripoll: jóvenes descritos como integrados, queridos y miembros responsables de la comunidad.

“Piloto, maestro, médico… ¿Cómo se ha podido esfumar esto? ¿Qué os ha pasado? ¿En qué momento…? ¡¡Qué estamos haciendo para que pasen estas cosas!!”, escribió su consejera escolar, Raquel Rull, en una columna en el diario La Vanguardia el martes. “Erais tan jóvenes, tan llenos de vida teníais todo una vida por delante… y mil sueños por cumplir”.

La policía española mató a tiros el lunes a Younes Abouyaaqoub, un marroquí de 22 años que se piensa era el chofer de la camioneta en el ataque en Las Ramblas que causó 13 de las muertes. Fue identificado además como el sospechoso del asesinato del dueño de un coche robado.

Su abuelo, Aqbouch Abouyaaqoub, le dijo al periódico español El País que Tunes salió de Marruecos de niño.

“Una cosa es segura: Mi nieto no terminó sus estudios aquí. Él estudió en España”, dijo.

El prominente experto marroquí en el islam Bilal Talidi mencionó numerosas causas para la radicalización entre marroquíes una vez se mudan a Europa: “la tensión entre dos identidades y dos culturas educacionales, la marginalización social, una situación económica precaria y un historial delictivo”.

Desde el surgimiento del Estado Islámico, expertos dicen que su reclutamiento se ha centrado menos en motivaciones religiosas. En lugar de ello, el grupo se ha enfocado exitosamente en jóvenes relativamente seculares afianzados en ambas culturas. Se estima que unos mil 600 marroquíes se han sumado a sus filas en años recientes.

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