Cd. Victoria, Tam.- Pasión y plenitud son dos palabras que definen a quien fuera un referente para Correcaminos mientras el equipo militó en primera división.
Permaneció por seis años vistiendo los colores del equipo que se convirtió en todo su querer.
Alfonso «El Morro» Rubio, oriundo de Culiacán, Sinaloa, llegó a Ciudad Victoria en el año 1988, por invitación de Carlos Miloc.
Inmediatamente quedó enamorado de la Capital tamaulipeca, ciudad que adoptó como hogar y en donde actualmente radica.
En entrevista especial para El Diario de Victoria, «El Morro» habló de su amor al futbol y de cómo este lo hizo trascender.
Al remontarse a sus inicios, recuerda con una sonrisa en su rostro cómo a diferencia de otros, de pequeño su sueño no era el de convertirse en un futbolista profesional.
Fue en un Nacional en el 78 cuando fue observado por dos visores de Pumas, que después le llamaron para realizar las visorias a las que confesó fue motivado por su familia, sin querer hacerlo.
«Es algo que poca gente sabe, yo nunca pensé en jugar al fútbol, yo quería terminar mi escuela, ser licenciado en administración de empresas, yo no quería ser futbolista, jugaba por hobbie en el amateur, pero un día por insistencia de mi hermana y mi cuñado fui a unas visorias en México, me tuvieron que convencer porque yo no quería ir, yo decía no me van hablar, era un mundo de futbolistas y pues me hablaron y aún así yo seguía en que iba a regresarme a Culiacán porque quería seguir estudiando».
Cuando Alfonso tuvo su primera oportunidad en el futbol profesional en la cantera de Pumas, cambio por completo su sueño y se enamoró totalmente de la profesión.
«Si yo volviera a nacer ahí sí volvería a escoger ser futbolista, cuando lo acepté me gustó tanto que lo gozaba, lo disfrutaba, por eso me quedé en el fútbol porque yo gozaba jugar, gozaba entrenar».
En su autodescripción se dice ser un hombre que iba por todo, con un estilo de juego inteligente, tener que compensar las debilidades físicas con habilidades de estrategia.
«Yo siempre he disfrutado todos los momentitos, por más pequeñitos que sean, aquí en la cancha y fuera de ella, así he sido siempre, tenía que ser yo más inteligente que los demás, yo chaparrito tenía que desarrollar otras habilidades».
Un paso destacado por el balompié, grandes amistades, experiencias únicas y la satisfacción de morirse en la raya; intacto personaje en los recuerdos de tantos aficionados que agradecen precisamente esa entrega que se desprendía en cada recorrido realizado por “El Morro” en la cancha.
Aquel lateral que era aplaudido de inmediato por su estilo de juego aguerrido e intenso, recuerda sus días en el Marte, cuando dice, “eran otros tiempos”.
«Recuerdo la cancha llena antes de los partidos, la gente más metida y los jugadores también más métodos salíamos al cancha a darlo todo a pesar de que se jugaba a las 12 del día, pero salíamos por todo».
«El Morro» tuvo una peculiaridad en sus habilidades, un saque de banda temido por el largo alcance que lograba tener y que casi siempre eran saques que terminaban en gol.
«El saque de banda no es que yo entrenará aparte para eso, una vez lo intente así y lo hice y la primera vez terminó en gol».
La vivencia que podría encuadrar como uno de los mejores regalos que su carrera futbolística le dio, es haber vestido los colores de Correcaminos.
«Fue llegar aquí, el acogimiento que se me dio en Ciudad Victoria y por consiguiente me quede a vivir aquí, ya venía yo casado y con mis dos hijos, pero me gustó porque era una ciudad tranquila, la gente muy amable, hasta la fecha me da gusto ir por la calle y que me saluden, yo me siento victorense aunque nací en Culiacán y aquí me voy a quedar, no me voy para Culiacán ni con los pies por delante».
SU ADIÓS FORZADO DE LAS CANCHAS
Tanta pasión sentía, que reconoce, no se encontraba listo para su retiro, fue una decisión que tuvo que tomar al no querer vestir otros colores, su último partido fue aquel en el que el entonces Rector de la UAT, Humberto Filizola, ingresó al terreno de juego.
«No estaba listo para retirarme físicamente ni mentalmente, incluso mi último partido termino jugando, metí el gol y termino el torneo y no entré en planes, hablé con mi señora (QEPD) y le dije me voy a retirar, tenía físicamente para ir a otro lado y buscar, pero a mí no me gustaba ya, yo quería quedarme y si no era aquí, no era en ningún lado».
CORRECAMINOS ACTUAL
“El Morro” ha seguido al equipo desde su casa, pocas veces ha estado en la grada del MRG, pero reconoce está al pendiente de su paso y hoy ve a un Correcaminos que trabaja, jugadores que se entregan.
«Los he observado por televisión y se me hace buen equipo, hace mucho tiempo que no ascienden pero no es porque no quieran, es porque no se ha conjugado, no es fácil, si no todos serían campeones».
Consideró que Ricardo Rayas actual timonel del equipo es un hombre de trabajo.
«Me gusta su trabajo, lo he seguido y me parece que trabaja muy bien».
“El Morro” dijo que la afición comprende que el paso anhelado de lograr el ascenso no es una situación fácil, sin embargo, la fidelidad al equipo debe permanecer.
«Hay que entender, lo único que sí te puedo decir es que la gente debe estar satisfecha siempre y cuando los jugadores salgan y den su máximo esfuerzo».
Actualmente Alfonso Rubio trabaja en Fomento Educativo de Comunidades Marginadas y se mantiene activo en el futbol amateur.
Agradece al futbol por la mayoría de sus éxitos alcanzados, un hombre carismático y sencillo que gusta de la carne asada y que reconoce no sabe bailar, hombre de familia, entregado a sus hijos y nietos es hoy un Rostro de Victoria que trascendió con tres habilidades, entrega, pasión y autenticidad.