WASHINGTON (AP) — Para toda una generación de residentes del sur de la Florida, Andrew fue un huracán monstruoso que reconfiguró toda la región. Irma podría ser mucho peor.
Es más grande y se pronostica que afectará a más personas y más edificios que el temporal de 1992.
En su momento, Andrew fue el huracán más costoso en la historia de Estados Unidos, con daños por valor de 26.500 millones de dólares de los de hace un cuarto de siglo (unos 50.000 millones de dólares de hoy), de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional.
“El efecto de Irma en la Florida va a ser mucho más grande que el del Andrew”, afirmó el especialista en huracanes del Weather Channel (canal enfocado exclusivamente en el clima) Bryan Norcross. “Es un fenómeno de otro nivel. No hay tormenta que se le compare. A menos que nos remontemos a la de 1926”, que, sin ser las más fuerte que llegó a la Florida, mató a 372 personas.
Kate Hale, directora de manejo de emergencias del condado de Miami-Dade, que cobró prominencia durante Andrew al preguntar “¿dónde está la caballería?”, dijo que en prácticamente todos los parámetros indican que Irma parece ser peor.
“Nadie está inventando nada. La magnitud (de la tormenta), su dirección…”, declaró Hale a la Associated Press el jueves. Agregó que el efecto combinado de Irma, las inundaciones causadas por el huracán Harvey y los incendios forestales en la parte occidental del país en la economía “puede ser estremecedor”.
Tanto Andrew como Irma comenzaron como lluvias suaves cerca de África y fueron ganando fuerza al cruzar el Atlántico. Los dos fueron a parar a la misma zona, pero ahí se acaban las similitudes.
Andrew fue una tormenta inusualmente compacta, que cruzó la Florida de este a oeste y se hizo sentir con más fuerza al sur de Miami. Los meteorólogos dijeron que fue una tormenta de categoría cinco, con vientos que llegaron a los 268 kilómetros (167 millas) por hora y marejadas de hasta cinco metros (17 pies). La tormenta mató a 65 personas, según el Centro Nacional de Huracanes.
La tormenta abarcó 50 kilómetros y causó devastación.
“Fue como un tornado gigantesco que azotó la zona metropolitana del sur de la Florida”, señaló Norcross. Pero fuera de esa faja, los daños fueron mínimos, típicos de una tormenta de categoría uno.
Los peores vientos alcanzaron un sector al sur del condado de Dade, lo que redujo los daños. De haber golpeado cualquier otro sector, los destrozos hubieran sido peores, de acuerdo con Norcross y Hale.
“Fue una desgracia con suerte”, señaló Norcross.
Andrew se fue de la Florida relativamente rápido.
El Centro Nacional de Huracanes pronostica que Irma llegará desde el sur, golpeando Miami y probablemente la región central, llena de residencias de lujo, y luego los exclusivos condados de Broward y Palm Beach, para luego seguir hacia el norte, amenazando toda la península, no solo el extremo sur.
Para las tareas de rescate y de limpieza, esa es una gran diferencia.
“Todo al norte (de Miami) funcionaba bien”, señaló Hale, quien hoy está a cargo del manejo de emergencias en Virginia. “Esta vez todo lo que está al norte va a tener problemas también”.
Andrew alcanzó la categoría cinco poco antes de llegar a tierra firme, mientras que Irma tiene esa categoría desde hace varios días. Se cree que su intensidad fluctuará y que podría tener categoría cuatro cuando toque tierra firme, aunque no hay certeza de que vaya a perder fuerza.
Otro elemento importante es que Andrew era muy pequeño, mientras que Irma ya tiene la categoría de una tormenta normal y es posible que siga creciendo, hasta abarcar 160 kilómetros (100 millas) y llegue a tener al fuerza de un huracán de categoría cinco, tres veces la de Andrew, de acuerdo con Jeff. Masters, director de meteorología de la firma privada Weather Underground.
Irma “afectará a una población mucho más grande”, indicó Masters. “Andrew omitió a cuatro quintos de las concentraciones de población de Miami-Dade”.
En el condado de Miami-Dade vivían 1,9 millones de personas cuando llegó Andrew. Ahora hay 6 millones de personas en los tres condados del sur de la Florida y otros 4 millones en Orlando y Jacksonville, que también corren peligro.