Cartagena, 10 Sep (Notimex).- En Colombia y en el mundo hoy existen millones de personas que “son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos”, dijo Francisco durante el Angelus en esta ciudad.
El Papa Francisco oficio el Angelus en las afueras del santuario a San Pedro Claver, en la ciudad amurallada de Cartagena, en el Caribe colombiano, antes de visitar los restos y las reliquias del santo conocido como “El esclavo de los negros”.
“Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez. Ellos, pobres y sencillos, fueron los primeros en ver a la Virgen de Chinquinquirá y se convirtieron en sus misioneros, anunciadores de la belleza y santidad de la Virgen”, recordó.
San Pedro Claver (1580-1654), el «esclavo de los negros para siempre, como se hizo llamar desde el día de su profesión solemne. Él esperaba las naves que llegaban desde Africa al principal mercado de esclavos del Nuevo Mundo”, recordó el máximo jerarca de la Iglesia católica.
“Muchas veces los atendía solamente con gestos evangelizadores, por la imposibilidad de comunicarse, por la diversidad de los idiomas. Sin embargo, Pedro Claver sabía que el lenguaje de la caridad y de la misericordia era comprendido por todos. De hecho, la caridad ayuda a comprender la verdad y la verdad reclama gestos de caridad. Cuando sentía repugnancia hacia ellos, besaba sus llagas”.
El santo español fue “austero y caritativo hasta el heroísmo, después de haber confortado la soledad de centenares de miles de personas, transcurrió los últimos cuatro años de su vida enfermo y en su celda, en un espantoso estado de abandono”, recordó.
Efectivamente, San Pedro Claver “ha testimoniado en modo formidable la responsabilidad y el interés que cada uno de nosotros debe tener por sus hermanos. Este santo fue, por lo demás, acusado injustamente de ser indiscreto por su celo y debió enfrentar duras críticas y una pertinaz oposición por parte de quienes temían que su ministerio socavase el lucrativo comercio de los esclavos”.
“María de Chiquinquirá y Pedro Claver -dijo- nos invitan a trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por aquellos que son abandonados, por los emigrantes, por los que sufren la violencia y la trata”.
Agregó: “Todos ellos tienen su dignidad y son imagen viva de Dios. Todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, y a todos nosotros, la Virgen nos sostiene en sus brazos como a hijos queridos”.