Moscú, 12 Sep.- Una serie de llamadas de amenazas bomba, presuntamente colocadas en centros comerciales, universidades, estaciones de tren y otros lugares públicos, desató hoy el caos y pánico entre los residentes de ocho ciudades y regiones rusas.
Una docena de escuelas, numerosos centros comerciales, varias universidades y otros lugares públicos de Vladivostok, Magadan, Omsk, Bryansk, Perm, Ryazan, Chelyabinsk y Yuzhno-Sakhalinsk, fueron evacuados este martes, ante la posibilidad de un ataque terrorista.
A la lista de los edificios evacuados se sumaron cines, mercados y oficinas públicas, gimnasios y escuelas de educación, principalmente en la región de Perm, donde más de cinco mil niños y maestros de siete colegios fueron desalojados, según un reporte de la agencia informativa local Sputnik.
Una fuente de la Oficina de Seguridad Nacional de Rusia reveló que las amenazas de bomba fueron hechas a varios medios de comunicación y oficinas públicas desde la tarde de lunes, al parecer desde la vecina Ucrania.
«Hay información operacional confirmada de que las llamadas (sobre explosivos) fueron hechas desde Ucrania», destacó la fuente, luego de la evacuación de numerosos centros comerciales, varias universidades y oficinas, como la del Fondo de Pensiones en Omsk.
Las amenazas obligaron a la suspensión de las clases en todas las escuelas de educación básica la ciudad de Perm, así como en las guarderías y los jardines de la infancia, mientras la estación 2 del servicio de tren paralizó su servicio por varias horas.
Konstantin Borinskih, portavoz de la oficina de la Guardia Nacional en la región, dijo en declaraciones a Sputnik que agentes especializados en explosivos evacuaron y supervizaron un total de ocho edificios en Perm, sin embargo no encontraron ninguna bomba.
“Tampoco fueron encontrados explosivos durante las búsquedas hechas a Krasnoyarsk y Yekaterinburg”, destacó el funcionario y agregó que agentes de la Guardia Nacional siguen buscando posibles bombas en varios edificios en Kaliningrado y Vladivostok.
Los servicios de seguridad de otras grandes ciudades rusas también recibieron las llamadas anónimas sobre la colocación de explosivos, entre ellas la ciudad de Yuzhno-Sajalinsk, donde desalojaron cuatro centros comerciales, y Vladivostok, donde varios edificios también se desalojaron.
Un representante de la dirección local del Servicio de Seguridad de Rusia de la ciudad de Magadán informó a Sputnik sobre la evacuación de dos cines, un mercado, cuatro escuelas y dos universidades, en lo que resultaron falsas alarmas de bomba.
La policía de Stávropol también recibió advertencias sobre la presencia de objetos sospechosos, presuntamente colocadas en un colegio, una universidad, una estación de autobuses y varios mercados de la ciudad.
En Krasnoyársk, las autoridades ordenaron evacuar dos grandes centros comerciales, la estación de autobuses, el aeropuerto y el edificio del Ayuntamiento, por motivos de seguridad.
Un representante de la dirección local de la Guardia Nacional de Rusia declaró a Sputnik que los especialistas inspeccionan una serie de edificios en la ciudad de Kaliningrado, tras recibir la información sobre la presencia de artefactos explosivos, mientras que en Cheliabinsk siete plazas comerciales fueron evacuadas por otra falsa alarma.
En las ciudades de Briansk, Omsk, Novosibírsk y Riazán también se llevaron a cabo evacuaciones masivas por la supuesta presencia de bombas, que finalmente resultaron ser falsas.
Ante el pánico masivo generado por las amenazas, el primer vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Senado, Frants Klintsévich, propuso recrudecer el castigo por «terrorismo telefónico» hasta ocho años de prisión.
«Hay que recrudecer la responsabilidad penal por estos delitos», dijo Klintsévich, tras señalar que es necesario «tomar medidas de disuasión contra el terrorismo telefónico» a fin de que se permita a las entidades correspondientes reaccionar de inmediato e identificar a los culpables.
«Los terroristas telefónicos no solo causan un grave daño material, sino benefician a los auténticos terroristas, que se sienten cómodos trabajando en las condiciones de pánico», subrayó Klintsévich.