diciembre 15, 2024
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septiembre 17, 2017 | 221 vistas

José Gregorio Aguilar.-

Cd. Victoria, Tam.- La pérdida de valores en la sociedad es culpa de los padres de familia, muchos de los cuales han dejado la educación y el cuidado de sus hijos en manos de terceras personas, opinó el pastor de la Iglesia Luz Para las Naciones, Luis Armando González Isás.

Mencionó que entre la juventud se percibe una pérdida de estabilidad emocional, sobre todo entre adolescentes, los cuales en esta condición son más proclives a conductas antisociales o actos delictivos.

Otro de los valores que se pierde cuando la mamá y el papá dejan solos a sus hijos es la comunicación que debe haber entre ambos, sobre todo cuando estos últimos tienen problemas en los que necesita del consejo familiar.

El Pastor se mostró comprensivo en el sentido de que la necesidad obliga a los papás a trabajar y por ello deben esforzarse por dejar en manos de personas de confianza el cuidado de los niños, evitando que se queden bajo la responsabilidad de personas ajenas a la familia, que muchas veces los desatienden.

“Nosotros como padres somos los responsables de la pérdida de valores en nuestros hijos, no son los amigos; nosotros hemos dejado que nuestros hijos se eduquen con cualquier persona, los hemos dejado solos, partiendo de ese principio también es importante que los jóvenes busquen a Dios”.

El representante evangélico también hizo énfasis en que en muchos casos los hijos no reciben el correctivo adecuado cuando se portan mal o se muestran rebeldes, dejando muy en claro que si no se corrigen a tiempo las conductas negativas de los niños, el problema de indisciplina puede salirse del control.

“Si no se aplica la disciplina en casa, si no se corrige el mal comportamiento de los hijos el problema seguirá, en cambio, cuando corregimos a tiempo a nuestros hijos vendrán cosas buenas”.

Comentó que entre los miembros de las familias, independientemente de su condición religiosa, deben dedicar unos minutos a la reflexión y a la oración, de tal manera que se convierta en un hábito para los niños que en el futuro serán los adultos que eduquen a sus propias familias.

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