CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La mano en movimiento de una niña atrapada bajo los escombros de una escuela al sur de la Ciudad de México devolvió la esperanza a cientos de rescatistas que el miércoles trabajaban con desesperación para tratar de liberarla.
El drama se transmitía en directo por las televisoras locales y se asemejaba a lo que se vivía en otras partes de la capital mexicana, fuertemente dañada por el sismo de 7,1 grados que el martes remeció el centro del país.
En diversos puntos de la ciudad se observaban bomberos, policías, soldados y civiles con martillos y palas en las manos tratando de retirar los restos de los derrumbes y rescatar a tantas víctimas como fuera posible.
El gobierno capitalino reportó que 52 personas habían sido rescatadas. Más tarde, el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, publicó en su cuenta de Twitter que la cifra total de fallecidos era de 223.
Al menos 93 personas murieron en Ciudad de México, 69 en el estado de Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México que rodea la capital, cuatro en Guerrero y uno en Oaxaca.
Un helicóptero sobrevolaba algunos de los edificios más afectados por el movimiento para evaluar la magnitud de los daños. En un lugar de la ciudad tres edificios colapsaron en una misma calle. En Jojutla, en el estado de Morelos, toda una cuadra en la que habitaban varias familias resultó perjudicada y una iglesia quedó en ruinas.
Sin embargo, uno de los puntos de mayor interés fue la escuela Enrique Rébsamen, en la Ciudad de México, donde la estructura de tres pisos se vino abajo y dejó a adultos y alumnos bajo los escombros. Según las autoridades, murieron al menos 25 personas, entre los que se hallaban 21 niños.
Rescatistas con cascos divisaron a la niña, cuyo nombre no se ha dado a conocer públicamente, y le gritaron que moviera una mano si los escuchaba. Así lo hizo por lo que enviaron a un perro a confirmar que estaba viva. Horas después seguía el trabajo para tratar de liberarla y las cámaras se mantenían pegadas a la escena.
Durante unos ocho minutos los trabajadores pidieron guardar silencio para tratar de escuchar cualquier ruido entre los escombros a través de un micrófono. Un rescatista que pidió no identificarse dijo que creyeron haber encontrado a otro sobreviviente.
Según dijo el secretario de Educación, Aurelio Nuño, se han rescatado 11 personas con vida en la escuela y hay tres que aún están desaparecidas: dos niños y un adulto. Periodistas vieron a personal de rescate sacando al menos dos pequeños cuerpos cubiertos por sábanas de entre los escombros.
Más tarde, la Secretaría de Gobierno de la capital informó que 800 personas habían sido trasladadas a hospitales. Poco antes, en una entrevista con una radio local, el jefe de gobierno de la ciudad, Miguel Ángel Mancera, indicó que fueron 38 y no 44 las estructuras que se derrumbaron en la capital.
Más de 24 horas después del sismo los restos de la escuela comenzaron a cambiar: mientras más se avanzaba entre los escombros dejaron de observarse ladrillos y concreto y comenzaron a visualizarse pedazos de madera, que podrían provenir de escritorios.
El doctor Pedro Serrano, voluntario en el lugar, logró colarse entre la pila de escombros y llegó hasta un aula, pero encontró a todos sus ocupantes muertos.
“Logramos entrar a un salón colapsado, vimos unos sillones, una mesas de madera, y de allí lo primero que encontramos fue una pierna. De allí empezamos a mover escombros y encontramos una niña y dos adultos, una mujer y un masculino”, dijo.
El presidente Enrique Peña Nieto declaró tres días de luto nacional para honrar a las víctimas y dijo que responder a las necesidades de los damnificados es la prioridad.
Además de la capital, el sismo afectó al estado de Morelos, específicamente el pueblo de Jojutla, donde una docena de personas murió cerca del epicentro. Un edificio se desplazó de sus cimientos y cayó al río.
Parte de una escuela secundaria local, el Instituto Morelos, se derrumbó, pero la directora del centro, Adelina Anzures, dijo que el simulacro organizado por la mañana había venido bien. Cuando llegó el sismo, agregó Anzures, niños y profesores salieron con rapidez y nadie resultó herido.
También en Jojutla familiares lloraban a Daniel Novoa, un niño que murió cuando su hogar colapsó. Alrededor de su pequeño ataúd había un crucifijo e imágenes de la Virgen de Guadalupe. Cerca de él había otro ataúd abierto donde yacía el cuerpo de su tía, Marta Cruz.
En Atzala, en el estado de Puebla, sus habitantes recordaban a 11 familiares que perecieron dentro de una iglesia mientras asistían al bautizo de una niña de dos años. La gente comentaba el miércoles por la mañana que los únicos sobrevivientes fueron los padres de la pequeña, el sacerdote y su asistente.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reportó que el sismo registrado a las 13:14 del martes tuvo una magnitud de 7,1 grados y que el epicentro se ubicó cinco kilómetros al noreste de la localidad de Raboso, en el estado de Puebla. El movimiento tuvo 51 kilómetros de profundidad.
Buena parte de la Ciudad de México se alza sobre el lecho de un antiguo lago y el terreno puede amplificar los efectos de los temblores centrados a cientos de kilómetros.
El terremoto parecía no estar relacionado con el temblor de 8,1 grados de magnitud registrado el 7 de septiembre en el sur del país, que también se sintió en la capital mexicana y dejó 90 fallecidos.