WASHINGTON (AP) — El suelo blando que recubre el lecho del lago sobre el que se edificó la Ciudad de México amplificó las sacudidas del sismo del martes y aumentó su fuerza destructiva, dijeron sismólogos, quienes intentan comprender mejor el terremoto que dejó más de 200 fallecidos.
Los científicos analizan algunas rarezas del terremoto de magnitud 7,1, incluida la ausencia de réplicas, y si de alguna manera está relacionado con un temblor más fuerte que golpeó el sur del país casi dos semanas antes.
COMO GELATINA
La Ciudad de México está construida sobre suelos profundos y suaves que alguna vez fueron un lago. En lugar de amortiguar los terremotos, eso exagera sus efectos, dijo James Jackson, profesor de Geofísica en la Universidad de Cambridge en Inglaterra.
Las vibraciones u ondas sísmicas de las rocas duras más profundas son amplificadas por el suelo y sedimentos de arriba haciendo que la superficie -y que las estructuras construidas en la superficie- se agite más tiempo y de manera intensa.
«Es como construir sobre una gelatina, encima de algo que se tambalea», dijo Jackson.
Los sedimentos blandos fueron la principal causa de los daños en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, según el geofísico Geoffrey Abers de la Universidad de Cornell.
OTROS PUNTOS SUAVES
El suelo blando y profundo agravó también los efectos del mortífero terremoto de 2015 en Nepal: Katmandú, como la Ciudad de México, está construida sobre el lecho de un lago seco, dijo Jackson.
Aunque la geología no es exactamente la misma, Los Ángeles, Seattle y el área de la Bahía de San Francisco tienen tierra blanda que puede amplificar las ondas sísmicas, según el sismólogo estadounidense Oliver Boyd. Nueva Zelanda se ha visto afectada por problemas similares en temblores anteriores, dijo.
¿DÓNDE ESTÁN RÉPLICAS?
Los científicos no habían podido detectar ninguna réplica hasta el miércoles por la tarde, dijo Paul Earle, sismólogo del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). Por lo general, se puede esperar una réplica de una magnitud menor, que estaría en el rango de 6,1, dijo – aunque el terremoto del martes fue de un tipo que suele ir acompañado de menos réplicas.
A diferencia de la mayoría de los sismos, el del martes no ocurrió donde se encuentran dos placas tectónicas. Por el contrario, se produjo en medio de la placa de Cocos debido a la presión acumulada mientras se desliza bajo la placa norteamericana.
Este terremoto, llamado «falla de la losa», suele tener menos réplicas, como la relativa tranquilidad después del terremoto de 2001 en Seattle. El terremoto del martes fue más profundo de lo normal -a 51 kilómetros (32 millas) por debajo de la superficie- y los terremotos más profundos también están asociados con menos réplicas.
DOS EN 12 DÍAS
El terremoto del martes fue el segundo en apenas 12 días en México. El primero fue un sismo de magnitud 8,1 que golpeó el sur del país y causó la muerte de más de 90 personas.
Los geólogos dicen que el segundo sismo no fue una réplica porque estaba demasiado lejos -a unos 650 kilómetros (400 millas)- del primero. La mayoría de las réplicas están a 100 kilómetros (62 millas), dijo Earle.
No fue tampoco una liberación de energía generada por el primer terremoto, agregó Earle.
Sin embargo, dijo, los sismólogos investigarán más para ver si podría haber algún tipo de vínculo entre los dos.
«Los terremotos son azarosos», dijo Earle. «A veces suceden espaciados en el tiempo, a veces suceden al mismo tiempo».