El colombiano Julián Astudillo perdió a sus dos hijos el pasado 19 de septiembre, en el terremoto de 7.1 grados que sacudió el centro de México. Él se encontraba en Cali, Colombia.
El padre dio declaraciones a medios colombianos a quienes narró cómo empezó la pesadilla: al enterarse del sismo, llamó a la madre de sus hijos, mexicana y quien vivía con ellos en el multifamiliar de Tlalpan.
Ella le respondió que no estaba en casa, que los pequeños, Julián Andrés, de 11 años, y Jimena, de 6, se habían quedado ahí porque justo ese día no habían ido a la escuela, y que iba a ver cómo estaban. La angustia comenzó.
«Se quisieron quedar en la casa y sucedió lo que sucedió. De un edificio de cinco pisos se les cayeron tres encima. Estaban asfixiados y lo más doloroso es que murieron abrazaditos”, declaró Julián a medios colombianos.
En un video difundido por el diario colombiano El Tiempo (GDA), Julián contó que los niños estuvieron bajo los escombros desde el momento del temblor y hasta las 11 de la mañana del miércoles.
“Los niños se escuchaban, de dos a seis de la tarde -del martes- todavía; se escuchaba que gritaban y todo, pero ya después no volvieron a escucharlos”, dijo, mientras se preparaba para viajar a México, donde estaba previsto que los pequeños fueran enterrados el viernes.
Julián, quien vivió en México durante 15 años, estaba en Cali por trabajo y, según Noticias Caracol, viajaba a ver a sus hijos “cuando podía”, pero hace cinco años que no los veía por problemas económicos.
Los amigos de Julián le ayudaron a reunir dinero para que pudiera viajar a México a despedir a Julián y a Jimena.
De haber estado en la escuela, los niños estarían vivos, dijo a Caracol, porque al colegio no le pasó nada. “Era el día que Diosito los llamó, los necesitaba a mis muchachos”.
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