Mauricio Zapata.-
Cd. Victoria, Tam.- El lugar era una fortaleza.
Fue muy al estilo de los eventos políticos que se realizan en Estados Unidos.
El control era muy estricto… muy estricto.
Desde dos días antes el Parque Bicentenario fue tomado por cuerpos de seguridad, públicos y privados; estatales y federales. Para pasar había, al menos, tres filtros.
Nadie podía ingresar al recinto a pie. Para llegar al edificio parlamentario, sede de la ceremonia, había que pasar primero al Polyforum, ahí estaba el primer filtro de seguridad.
Después, acreditarse y vehículos del Gobierno llevaban a los invitados a la sede del Congreso local. Un tramo de algunos 50 metros. Ahí había dos filtros más de seguridad.
Todo era un orden gerencial. Cada quien debería estar en su lugar: los medios en uno, lejos del Salón de Plenos y con un control todavía más estricto. Los invitados a otras áreas y para funcionarios otra área diferente.
El lugar y sus alrededores estaba ambientado en un azul muy “Tam” con su característico verde fosfo.
La lluvia que irrumpió desde la madrugada en la Capital hizo una tregua una media hora antes de la ceremonia, que comenzó con 47 minutos de retraso.
El gobernador Cabeza de Vaca se le veía contento, pero también nervioso. Corbata azul, traje oscuro. A un lado del mandatario un Miguel Ángel Osorio Chong con corbata morada y a unos legisladores, de la Comisión de protocolo que lo recibieron y lo despidieron.
Fue una ceremonia que duró 88 minutos.
Fue un discurso de 66 minutos, que fue interrumpido al menos en 39 ocasiones por los aplausos de los invitados.
Y fue como han sido los últimos 41 informes de gobierno: un recuento de logros; un espacio para el elogio; fue pues, el día del Gobernador.
LA LLEGADA
Los invitados también llegaron en bloques de diez en diez y por sectores, es decir, legisladores por un lado; alcaldes por otro; senadores amigos por otro; senadores institucionales por otro. Funcionarios aparte y Gobernadores en un bloque diferente.
Se instaló una valla para copar a los medios de comunicación y desde ahí realizaran su trabajo. Si los políticos accedían a una entrevista, bien, si no, se amolaron. Eso sí, quien no accedió, se llevó la rechifla y hasta el abucheo.
Fueron pocos y el tema a tratar fue el proceso electoral de 2018.
Mientras tanto, el gobernador Cabeza de Vaca esperó al titular de Gobernación Miguel Osorio Chong, a quien por cierto en su discurso le agradeció cinco veces su colaboración para con Tamaulipas.
Antes de ingresar al Salón de Plenos, el mandatario bromeó con él. Con una sonrisa y de manera muy expresiva le comentó algo, pero Osorio sólo sonrió aunque le dio una palmada en la espalda.
Pasaron al Salón y el mandatario tamaulipeco escaneó el lugar con la mirada. Ubicó la posición de los legisladores. Cuando llegó a la Mesa Directiva miró hacia arriba y también ubicó a los invitados en un pase de ojos como si fuera una cámara e hiciera un paneo de izquierda a derecha.
La señora Mariana Gómez Leal, con un elegante vestido blanco fue la primera en pararse y aplaudirle a su marido, le guiñó un ojo, que pareciera que éste lo hubiese percibido.
El mandatario estiraba los dedos de la mano, parecía tenso. Se tomó los pulgares para empujarlos como queriendo tronárselos.
El diputado Carlos García González fue un buen anfitrión, quizás se pasó de amable con todos. Desde la Tribuna quería supervisar y hacer todo lo posible para que “sus invitados” la pasaran bien.
Con una mirada dio la indicación para decirle a sus compañeros que iba a comenzar la ceremonia.
EL DISCURSO
Empezó el protocolo con los honores a la Bandera. Todos con gallardía seguían las indicaciones como por inercia.
Luego empezó el discurso de mandatario. Eran las 12:52 del día. Tras saludar a sus invitados pidió guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los terremotos del siete y 19 de septiembre que afectó a entidades del centro y sur del país. Fue menos de un minuto, fueron 44 segundos.
Y empezó la arenga:
Usó dos telepromters ubicados a su lado izquierdo y derecho. Seguía nervioso, y se notó cuando trastabilló en 22 ocasiones en la lectura o la dificultad para pronunciar algunas palabras.
Prácticamente el 80 por ciento del discurso lo basó en el tema de seguridad. Y es que cuando hablaba sobre otro sector, invariablemente los trasladaba al de seguridad. Todos los rubros como el de educación, desarrollo económico, desarrollo social y hasta el del desarrollo urbano y salud tienen algo que ver con lo de seguridad pública.
Pero en ese discurso el Gobernador fue menos expresivo, y sudaba, poco, pero se le notaba en su rostro que ya brillaba. Volteaba por momentos a un telepromter y a otro.
Los invitados asentían en cada punto y aparte. Aplaudían cuando el mandatario hacía énfasis en algún tema. Estaban atentos.
Mientras tanto, afuera no pasaba ningún carro por las calles aledañas. Por momentos el motor de un helicóptero que sobrevoló dos veces la zona durante ese momento, rompió el silencio de afuera.
Pero el Gobernador seguía en lo suyo. Hizo un recuento de las acciones emprendidas por su administración, haciendo énfasis en las llevadas a cabo en materia de seguridad.
Al final hizo el llamado a la unidad estatal. Y vino entonces la primera autocrítica, que fue cuando señaló que la gente no cree en sus gobernantes ni en las instituciones. Por eso hizo otro exhorto y lo hizo con más fuerza: “…es tiempo de trabajar por las causas comunes y atender los problemas de una sociedad que cada vez cree menos en sus gobernantes, en sus autoridades, en sus instituciones”.
Y concluyó con un: “… el reto bien vale la pena: un mejor Tamaulipas y un mejor México… por nosotros, por nuestros hijos. Hoy, es tiempo de todos”.
Aplausos, una ovación de un minuto y ocho segundos.
Vino la respuesta; una respuesta esperada, sin mayores esquemas, sin lucimientos y sin cuestionamientos. Una respuesta que mereció sólo seis minutos y 22 segundos.
EL FINAL
Vino el protocolo final. Sin mayores problemas la gente iba saliendo. Los gobernadores bajaron al Salón de Plenos, prohibido para ajenos al parlamento estatal, pero que ayer se hizo una excepción para una sesión fotográfica que fácilmente tardó 25 minutos… o más.
A los invitados se les dio un presente. Se trató de una tasa de peltre y medio kilo de café veracruzano.
El mandatario salió sonriente, emitió un breve mensaje a reporteros, en su ya característica forma. Y se fue. Osorio Chong iba muy serio cuando salieron del recinto.
En 15 minutos todo en el lugar volvió a la normalidad.
La tarde soleó y sólo los más allegados tuvieron una austera celebración al final del día.
La gente, el pueblo de Tamaulipas, no vio interrumpida su rutina diaria.
INVITADOS ESPECIALES:
Gobernadores: Baja California Sur, Durango, Nayarit y Quintana Roo.
Representantes de gobernadores: Ciudad de México, Nuevo León, Puebla y Zacatecas.
Senadores: Ernesto Cordero, Fernando Herrera, Mariana Gómez, Jorge Luis Preciado, Roberto Gil, Salvador Vega, Javier Lozano.
Otros políticos: Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya.