LOS ÁNGELES, E. U., octubre 3 (Agencias)
Por el año 1997, cuando se estrenó el drama romántico Titanic, protagonizado por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, la cara del actor se encontraba en los cuadernos de estudiantes de todo el mundo por su estatus de ídolo juvenil, antes de dar el salto a papeles más adultos para convertirse en una leyenda del séptimo arte.
Curiosamente, la única mujer que no parecía estar enamorada de él era su propia compañera de reparto, que en todo el tiempo que pasaron rodando juntos, nunca llegó a sentir la menor chispa de atracción hacia él.
“Fueron siete meses de intenso trabajo, los dos éramos muy jóvenes, es increíble. Y por suerte, y creo que ahí tuvimos mucha suerte, nunca nos gustamos”, recordó la intérprete a su paso por el programa Lorraine, a sabiendas de que con estas declaraciones destruye las esperanzas de todos aquellos fans que aún esperan que su historia de amor trascienda la pantalla y su bonita amistad se convierta en algo más.
“Ya sé que es muy molesto escuchar esto, lo siento, pero es que nunca sucedió. Y eso permitió que tuviéramos lo que compartimos ahora, que podamos molestarnos mutuamente, lo que aún hacemos, y me parece maravilloso”.
A lo largo de las dos últimas décadas, los actores han mantenido una de las amistades más enternecedoras de la industria, apoyándose incondicionalmente y emocionándose más por los premios que gana el otro que por los que consiguen ellos mismos.
La química de Kate y Leonardo ha conquistado incluso a los hijos de la intérprete.
“Lo bonito de Titanic es que ahora mis hijos y mis amigos me dicen: ‘Oh, me encanta la parte en la que…’ y se saben los diálogos de memoria, frases que a mí se me olvidaron hace tiempo. Siempre me sorprenden diciéndome: ‘Entonces Jack hace esto y Rose lo otro’. Es increíble, y eso que ni siquiera habían nacido cuando se estrenó, lo cual me hace sentir muy vieja. Hay toda una nueva generación de niños que ven y disfrutan de la cinta, es como ‘Mary Poppins’, a mi parecer”, finalizó.