diciembre 13, 2024
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octubre 5, 2017 | 211 vistas

Mauricio Zapata.-

 

Cd. Victoria,Tam.- El recinto legislativo fue un cuadrilátero para las dos funciones boxísticas. Una de ellas terminó con un noqueado y la otra, la preliminar, con un ganador por decisión dividida.

La pelea estelar se dio al mediodía en el Salón de Plenos. El cartel marcaba que iba un fajador peso gallo a defender la corona y que llegó con el cinturón en los hombros.

El graderío se llenó con aficionados y porristas de ese fajador que conectó el primer golpe, un gancho al hígado de la prensa, ya que evadió a los periodistas para ingresar por la puerta trasera, una puerta que da al estacionamiento.

Comenzó la función.

La réferi, que fue la panista Ana Lidia Luévano, en su calidad de presidenta de la Mesa Directiva, leía cómo se desarrollaría la comparecencia de la titular de la Secretaría de Salud, Gloria Molina Gamboa, quien escuchaba atenta, pero se le notaba su nerviosismo al hacer movimientos de cabeza, sí, así como si estuviera calentando para una función de boxeo.

Estiraba las manos, las colocaba sobre la carpeta. Entrecruzaba los dedos y buscaba con la vista a su manager. Se trataba de su jefa de prensa que asumió ese papel de manager, pero se ubicaba en la zona de galerías. Una vez que la ubicó, la funcionaria se sintió más cómoda y segura.

Sonó la campana y comenzó el primer round. Como buena fajadora leyó su exposición dando cuenta de la infraestructura que tiene la dependencia. Era la etapa de conocimiento. Si en verdad fuera una función de box, se trataba de dar vueltas al ring sin soltar ningún golpe. Pero de fajador se convirtió en estilista: privilegiando el combate a distancia y el desplazamiento continuo sobre el cuadrilátero.

Fueron 21 minutos del primer asalto, se había pasado un minuto, pero pasó desapercibido ese detalle para la réferi quien no tocó la campana.

Vino el segundo round. El posicionamiento de las bancadas y entonces comenzó la verdadera función. Sin excepción, los retadores comenzaron a dar golpes y arrinconar a la funcionaria a las cuerdas. Primero fue la de Morena, después la de MC, luego el del PVEM quien dejó a un lado zalamería y se puso crítico, a su modo, pero para nada fue suave.

Molina Gamboa, acomodaba sus hojas, buscaba al manager en el graderío, entrecruzaba las manos y se le descomponía en rostro. Ahí ya le habían aplicado un jab. Si bien, no la noqueó, la dejó con heridas que le restaron poder ofensivo.

Y vino el pugilista más duro. Este se convirtió en un verdadero fajador. Anto Tovar de la bancada del PRI le soltó no sólo un jab, sino un gancho al hígado y hasta un hook.

Le pidió cuentas, le exigió explicaciones del desabasto de medicamentos. Lo del personal despedido. La funcionaria se descompuso más. Comenzó a juguetera con sus hojas, con su dedo índice derecho contaba los dedos de la mano izquierda; hacía apuntes y se enrojecía. Lo volteaba a ver con el seño fruncido. Se acomodaba los lentes, veía a Carlos García. Volteaba nuevamente a mirar a Anto y volvía a jugar con sus manos y con las hojas que tenía a la mano.

Había terminado el segundo asalto, pero Anto Tovar seguía con los golpes, tenía sobre las cuerdas a la funcionaria que la dejó más débil y con más sangre en el rostro.

La réferi Luévano interrumpió para decirle al legislador tricolor que terminara ya, pues ya había pasado el tiempo designado para su intervención. Éste le contestó con un “permítame terminar, diputada presidenta” y siguió repartiendo ganchos. Había caído ya a la lona Gloria Molina, pero antes de la cuenta de diez, ya había terminado el round.

Vino el tercer asalto que fue la primera sesión de preguntas y siguieron los golpes, incluso algunos bajos. La defensa no llegaba, incluso, cuando se pensó que intervendría, fue peor, porque un panista le pidió explicara el problema del desabasto.

Ya para el cuarto round una ya muy debilitada Molina atinó a responder con frases creadas en el momento sin que dejara satisfechos a los diputados del bloque opositor.

Para el quinto asalto, que fue otra sesión de preguntas y respuestas, vinieron más ganchos y jab´s, pero estos más medidos, sin ganas de noquear. Le dieron vida. Y fue ahí que vino la defensa de Beda Gerardo Hernández.

La panista quiso soltar un gancho, pero apenas terminó en un clinch. Dijo que en el 2005 hubo una epidemia muy fuerte de dengue y que nadie lo reprochó, “porque entonces gobernaba el PRI”. Y fue más allá, al señalar que si hay un brote de zika no es culpa de la dependencia estatal, sino federal. Y al hablar del desabasto de medicamentos, aseguró que éste viene de varios años atrás.

La secretaria Molina dio respuestas débiles a sus cuestionamientos. No abordó a fondo el problema del desabasto ni de los problemas laborales ni de la falta de un proyecto integral ni la de la cobertura de los servicios de salud.

Luego Anto Tovar increpó a Beda Gerardo al señalarle que en ese 2005 el presidente del país era un panista y que éste no hizo nada por detener la epidemia de dengue. Ésta quiso responder, pero le temblaba la voz, estaba muy nerviosa, incluso, hasta se le quebró la voz y al final dijo que no se valía que se politizara el tema.

Los suyos le aplaudieron y Anto desde su curul, sólo atinó a decir “pues tú empezaste y tú lo politizaste”.

Molina Gamboa no tiró la toalla, pero sí salió noqueada y de mal humor. Luego de casi dos horas de comparecencias, Gloria Molina Gamboa concluyó con un “si bien hace falta todavía por hacer”, se está trabajando para “lograr los objetivos que se han trazados”.

Se retiró por la puerta de atrás. La gradería mejor no aplaudió.

En la pelea preliminar, que fue la de la Secretaría de Obras Públicas, no fue tan intensa, sin embargo, Cecilia del Alto López sí fue objeto de ganchos al hígado por parte del tricolor Juan Carlos Córdoba y de Mónica González García.

Pero también de autogolpes. Y es que la inexperiencia de la funcionaria en el debate y el uso de micrófono provocó decir que algunas obras estaban estancadas debido a su falta de gestión. O como cuando pidió disculpas por no saberse de memoria el nombre de los diputados de las Comisiones.

En esa función se habló de obras a futuro. Durante la “pelea” en la Sala de Comisiones, no hubo fuertes cuestionamientos, salvo de la bancada priista. Pero al final, la de MC Guadalupe Biassi, cuando se le preguntó sobre la comparecencia de Del Alto sólo dijo, “hay que rezar por ella”.

En medio de las dos comparecencias, hubo una sesión en la que se aprobaron 14 dictámenes y que fue bien medida en tiempos y formas para darle paso al proceso de la Glosa.

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