MEDFORD, Nueva Jersey, EE.UU. (AP) — Un hombre de Nueva Jersey que pasó décadas guardando provisiones para el fin del mundo va a donar todos los alimentos que almacenó a los damnificados del huracán María en Puerto Rico.
Joseph Badame perdió a su esposa y estaba a punto de perder su casa en Medford cuando conoció a una pareja que estaba recaudando dinero para familias puertorriqueñas afectadas por María.
Badame, de 74 años, dio una donación de 100 dólares, y luego invitó a la pareja a la habitación donde tenía sus alimentos almacenados y les dijo que se llevaran todo.
«No decir con palabras la cantidad de alimentos que allí había», dijo Victoria Martínez-Barber, de 30 años, al Washington Post. «Había suficiente como para dar de comer a un pueblo».
Badame había almacenado 80 barriles de alimentos y en cada uno de estos recipientes había alimentos como para proveer a 84 personas por cuatro meses. Él dijo que los frijoles secos, arroz, harina, azúcar y otros alimentos hubieran terminado desperdiciados si no los hubiera donado.
«He perdido todo. Mi esposa, mi casa, todo», dijo al NJ.com. «Lo último que iba a perder eran los alimentos».
Badame y su esposa Phyliss comenzaron a prepararse para lo peor desde la década de 1970. Ambos equiparon su sótano con varias cocinas y baños, un refugio antibombas y libros de supervivencia. Él calculó que ambos invirtieron cerca de un millón de dólares en el proyecto.
Sus preparativos se truncaron en el 2005, cuando Phyliss tuvo un derrame cerebral que la dejó paralizada.
Badame renunció a su trabajo, sacó un préstamo de medio millón de dólares poniendo a su casa de colateral y se dedicó a cuidar a su esposa. Cuando su esposa murió en el 2013, él estaba en bancarrota.
El banco embargó su propiedad, y Badame conoció a Martínez-Barber y su esposo Anthony Barber el mes pasado en la venta de bienes.
Badame dijo que conocer a la pareja le dio un nuevo sentido a su vida.
«Phyliss y yo preparamos todo esto para un grupo de personas, y resulta que va a ayudar a otro grupo de personas», puntualizó. «Es maravilloso».
