LOS ÁNGELES, E. U., octubre 12 (Agencias)
La actriz francesa Léa Seydoux, ganadora de la Palma de Oro de Cannes por su interpretación en La vida de Adele, escribió una carta abierta para la publicación The Guardian, en la que narró un episodio de acoso sexual que tuvo como protagonista a Harvey Weinstein.
El productor fue denunciado por un gran número de actrices, desde Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow hasta Mira Sorvino y Asia Argento, y la intérprete francesa tampoco estuvo exenta del repudiable comportamiento del magnate cuando se reunió con él.
“La primera vez que vi a Harvey Weinstein no me llevó mucho tiempo descifrarlo. Era encantador, divertido, inteligente pero muy dominante. Quiso salir conmigo y tomar unos tragos e insistió en que concertáramos la cita esa misma noche. Tenía otras intenciones. Podía ver eso claramente”, recordó Seydoux, quien se encontró con Weinstein en un hotel, pero siempre en compañía de la asistente del productor.
“Era difícil decirle que no porque era muy poderoso. Cuando su asistente se fue, nos quedamos solos y ese fue el momento en el que empezó a perder el control. Estábamos hablando en el sillón y de repente se abalanzó sobre mí e intentó besarme. Yo tuve que defenderme. Es grande y gordo por lo cual tuve que aplicar la fuerza para resistirme. Dejé la habitación totalmente asqueada”, añadió la actriz.
Asimismo, Seydoux contó: “No acepta un ‘no’ como respuesta y hace alarde abiertamente de todas las mujeres de Hollywood con las que tuvo sexo”.
Por otro lado, Seydoux dejó asentado en su carta que la industria siempre supo sobre el accionar de Weinstein, pero que nadie hizo nada para evitarlo.
“Una noche lo vi en los premios Bafta y otra, en la gala del MET. Vi cómo quería convencer a una chica joven de que se acostara con él. Todo el mundo podía ver lo que estaba haciendo. Eso es lo más desagradable de todo: todos veían lo que Harvey hacía y nadie hizo nada.
“Es increíble que haya podido actuar de ese modo por décadas y aún así mantener su carrera”, reflexionó la actriz, quien definió a Hollywood como una industria “misógina” que se alimenta de “actrices deseables”.
