CARACAS, Venezuela, octubre 15 (AP)
Venezuela enfrentaba el domingo una nueva prueba con la elección de 23 gobernadores, comicios en los que la oposición lucía como favorita para ganar la mayoría de los cargos. Desde que se inició la jornada, varios cientos de electores se concentraron en los centros de votación del este de la región capital.
Unos 18 millones de venezolanos fueron convocados para elegir a los gobernadores de estados que en su mayoría han estado bajo el control del oficialismo durante más de una década. En esta oportunidad no se realizarán comicios en la capital debido a que allí solo hay alcaldes.
Entre fuegos artificiales y estridentes canciones de salsa, ambos bandos iniciaron antes del amanecer la movilización de sus maquinarias electorales y seguidores hacia los centros de voto.
El ministro de Defensa, general en jefe Vladimir Padrino López, informó que se reportaron 26 casos de delitos electorales de personas que destruyeron el material o la máquina de votación, o que presentaron una cédula de identidad falsa. Padrino López le restó importancia a los incidentes y dijo a la prensa que tuvieron un impacto “neutro”.
En un estrecho callejón de la populosa barriada pobre de Petare, en el este de la capital, que da a una escuela pública que fue habilitada como centro de votación, coincidieron centenares de opositores con seguidores del Gobierno, quienes al grito de “fuera terroristas” levantaban banderas rojas del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela.
Las tensiones se crisparon cuando arribó al lugar para votar el candidato opositor de la gobernación de estado central de Miranda, Carlos Ocariz, que fue recibido al grito de “Ocariz es terrorista” por los oficialistas, mientras que sus seguidores voceaban “no volverán”.
Algunos de los simpatizantes del Gobierno lanzaron botellas plásticas a Ocariz, actual alcalde del municipio capitalino de Sucre, y trataron de golpearlo con las banderas, situación que obligó a sus escoltas y los militares que resguardaban el centro a proteger al dirigente.
“Yo nací en democracia y quiero morir en democracia”, afirmó Susana Unda, una ama de casa de 57 años, tras votar en el pequeño centro electoral de Petare.
“Tenemos que hacer lo que sea para lograr un cambio este país y sacarlo de la crisis”, dijo Unda con la voz entrecortada al reconocer que aspiraba que su hija pueda regresar de España, a donde se mudó hace siete meses debido a la creciente delincuencia que azota a Venezuela.
“Espero que después de esta votación la gente que está en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro sea más consciente y lo deje gobernar”, dijo Sergio Camargo, un vigilante privado de 59 años, poco antes de subir a una pequeña camioneta que habilitó la oposición para trasladar a los electores de un centro de Petare que fue suspendido.