Hermosillo, 21 Oct (Notimex).- El proceso de limpieza en el hogar ocasiona que las esponjas se contaminen por los materiales con que están elaboradas y los detergentes que se utilizan para lavarlas no son suficientes, por lo que además de limpiarlas, es necesario también desinfectarlas.
De acuerdo con un comunicado, la académica e investigadora del Departamento de Ciencias Químico Biológicas de la Universidad de Sonora (Unison), Reyna Isabel Sánchez Maríñez, destacó que en los utensilios de limpieza del hogar prevalece la contaminación bacteriana.
La especialista en microbiología en alimentos y microbiología clínica señaló que la primera fuente de contaminación son los restos de comida en los platos.
«En el proceso de lavado, por lo regular utilizamos jabones cuya finalidad es ir contra la grasa o la suciedad, pero no tienen un poder desinfectante y eso implica que nosotros no estemos realizando un proceso de desinfección», expuso.
Si se pretende desinfectar, se tendría que recurrir a un proceso de lavado establecido de acuerdo a la Norma 251, donde se establece cómo debe ser en los servicios de alimentos, esta hace mención del uso adecuado de detergentes y jabones, que son dos cosas diferentes, dijo.
Sánchez Maríñez recordó el estudio realizado el presente año por parte de investigadores alemanes, quienes utilizando tecnología de punta, estudiaron esta situación que pareciera ser muy doméstica, pero es muy importante.
«Desde siempre se ha conocido que el ´trapito´ de la cocina es un instrumento muy contaminado, y ellos encontraron muchísimas bacterias», anotó.
En las esponjas que todo mundo utiliza en el lavado de trastes de manera cotidiana, subrayó, se encuentra una gran cantidad de bacterias y las personas están expuestas a toda clase de bacterias patógenas.
Dijo que además de asear, hay que desinfectar las esponjas y los trapos que se usan para limpiar, pero lo más importante será retirar por completo los restos de los alimentos que quedan en el plato.
«Primero debemos quitar, en los servicios de alimentos a esto se le llama escamocheo, y después hacer a un lado lo que queda, con agua caliente y, con la esponja, si lo queremos hacer, continuar con un lavado para otro enjuague, y por último, la desinfección», añadió.
Sánchez Maríñez recomendó no agregar otras sustancias, como el cloro o la lejía a las aguas jabonosas que se utilizan en la limpieza, pues se estarán creando bacterias más resistentes y no se podrán eliminar.