diciembre 14, 2024
Publicidad
octubre 30, 2017 | 309 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.- Quien quiera ser maestro… debe entregarse por completo a abrazar esta profesión.

En muchas ocasiones dejamos en el “olvido” a la familia y no disfrutamos a los hijos por atender nuestra responsabilidad.

Alicia Moreno López lo sabe, lo ha vivido en carne propia.

Su trabajo en el magisterio iniciado en tierras veracruzanas, por planteles escolares del área rural de Tamaulipas… hasta llegar ahora a ocupar el cargo de Directora en el Jardín de Niños “Estefanía Castañeda”, le ha costado eso, y mucho más.

Pero todo tiene su recompensa…

“Es una gran satisfacción que en cualquier momento un profesionista se acerque, nos dé las gracias y nos diga, ‘usted fue mi maestra’”, dice con entero orgullo.

Inmersa en su quehacer diario como docente desde hace 35 años de servicio, sin descuidar la interminable tarea que tiene en este añejo y prestigiado Jardín de Niños en nuestra Capital, nos abre un espacio para platicarnos de su experiencia.

Recuerda sus inicios, se recrea en sus saberes, nos habla con la nostalgia de los tiempos pasados y abre su corazón para resaltar el cariño que les tiene a los pequeños escolapios.

Un rico y abundante historial, una veta de sabiduría, un ejemplo de profesionalismo y un incansable espíritu para seguir sirviendo a las nuevas generaciones….

“Inicio en el estado de Veracruz en el municipio de Naranjos Amatlán, donde estuve cinco años y después en Tamaulipas en el ejido Nuevo Tantoan de El Mante, luego en Carrizos Hidalgo, de ahí a Villagrán, de eso ya como 17 años y hace 12 años llego al Jardín Beatriz Ordóñez de Victoria, y al año me cambian al Estefanía Castañeda”.

Al ser de familia muy humilde, toma la decisión de estudiar una carrera económicamente no costosa, y la normal era buena opción.

La carrera universitaria tiene un mayor costo, y tratando de estudiar lo que sus padres le ofrecían, la docencia era la perfecta.

Sin embargo, cuando ya cursa la normal, siente el gusto por ello, aunque originalmente es maestra de primaria, su plaza fue dada como maestra educadora.

“A mis 15 años empiezo a estudiar y desde entonces prácticamente a trabajar en una primaria pública que no tenía maestros, estaba a una cuadra de mi casa, y al no tener maestros la directora nos invita a un compañero y a mí a ayudarle, y desde ahí empieza mi carrera y el gusto”.

Cuando le otorgan su plaza como educadora, el gusto crece aún más hacia su profesión; “porque lo que se encuentra aquí es solamente cariño, si yo les doy cariño a los niños, yo lo recibo al triple, lo que yo entrego es lo mismo que recibo”.

Alicia describe la docencia como una profesión noble y grata, por eso piensa que deben entregarse con vocación y cariño.

“El saber llegarles a los niños de la manera más inocente como son y lograr cambios tan fuertes en beneficios de ellos mismos, eso es agradable y el que nos digan en la calle directora, adiós o maestra, eso, ahora sí como el cantante… lo alimenta y lo hace sentir bien”.

Dice que el hecho que año con año se van los niños y que tiempo después la recuerden, “eso nutre el alma”.

Presume orgullosamente que tiene ex alumnos profesionistas, hasta madres de familia que también lo fueron en Hidalgo y recientemente que coincide con un ex alumno de Villagrán, ya un licenciado; “un día me habla y me dice: ‘usted es la maestra Alicia’, le digo sí, dice ‘pues yo era su alumno’, eso es muy gratificante”.

Una de las experiencias que mantiene muy presente es la de trabajar con los niños de la Casa Hogar.

“Son experiencias que marcan y duelen, porque son niños que buscan una casa, que desde pequeños aprenden que puede haber alguien con el que pueden vivir y decir papá o mamá…”

“Esos niños siempre tratan de que alguien de nosotros pueda tenerlos en nuestra casa, los que nos marcan son los niños que desafortunadamente viven situaciones dolosas en sus casas, en este jardín no ha existido eso…”

“Pero hay otros jardines donde hay niños que llevan vidas muy difíciles y son los que sabemos que nosotros vamos a ser la diferencia entre lo que viven en su casa y lo que pueden encontrar en nosotros y nos damos cuenta que valemos mucho y podemos cambiarles en gran medida esas vivencias que los van a definir como personas adultas”.

En cuanto a la evolución de la educación, platica que ha tenido un gran cambio en estos años.

“En mis inicios las mamás llegaban y me daban el cuerito o me dejaban la rama, ‘aquí le traigo la rama si se porta mal le da’, me decían, pero nunca hubo necesidad de eso, ahora es otro el modo de tratar, es cierto, no porque antes les hubiera faltado al respeto, pero sí ha marcado la diferencia, ahora nos damos cuenta que hay niños que muy fácilmente faltan el respeto al maestro y antes no era así”.

“Antes la mamá acostumbraba a estar en casa y no trabajar, ahora como la gran mayoría lo hace, ya el niño no llega con esos buenos hábitos y formas necesarias para vivir en sociedad.”

Dice que actualmente muchos niños no saben llegar al jardín con unos buenos días, gracias, discúlpeme o despedirse.

Hace falta enseñarles en casa valores a los niños, como respeto, amistad y honradez, que es lo que empieza a definir como personas.

“Ahora el niño viene completamente limpio o con el juego xbox, acostumbrado a trabajar en un celular, el regalo ahora es una tablet, antes era una pelota o bicicleta, eso hace que haya menos contacto familiar y son otras las formas de llegar los niños a la escuela”.

En el sentido pedagógico, ha avanzado bastante, antes eran otras formas de enseñanza, era más dirigido el aprendizaje, ahora hay mayores libertades para ellos.

El jardín Estefanía Castañeda, donde dedica sus últimos años ejerciendo, es una institución con gran trayectoria, “quien llega se siente afortunado, además que es jardín con grande historia”.

Por este jardín han pasado personas destacadas, como el actual presidente municipal Oscar Almaraz, algunos que trabajan en juzgados y otros han tenido alguna función pública relevante y hasta un gobernador.

Este jardín se funda en 1936, en sus inicios era un terreno que lo donan los locatarios del mercado, y se hizo un parque donde solamente eran corredores, por eso es que el jardín está como en forma de escuadra, después el gobernador Marte Rodolfo Gómez Segura lo funda como jardín de niños y esos pasillos se empezaron a cerrar y a formar salones.

En el plantel aún está la alberca, ahí se hacían fiestas para familias reconocidas de Victoria, la pérgola era el patinadero, y aún conserva el kiosco en estructura de techo cónico, todo es bajo una misma arquitectura, ahorita está considerado como patrimonio artístico y ya no se le pueden hacer cambios ni puede haber más aulas.

Pese a que Alicia ya cumple con los años que se requieren para jubilarse, por amor a su trabajo no lo hace, aunque también hay otro motivo.

“Desde hace unos años me tuve que haber jubilado. Me gusta mi trabajo, es diferente estar en casa, el saber que cumplo con algo que me gusta, es encontrar satisfacción en los niños, pero ahora mi motivo de seguir trabajando es otro, ahora tengo a mi nieto conmigo, es una forma diferente, aunque no lo tenga yo propiamente y no vaya a su salón, pero sé que está aquí conmigo, me motiva el esperarlo en la puerta tal vez cuando salga el niño del jardín, entonces me voy yo, pero mientras voy a seguir trabajando”.

Aunque reconoce que es algo complicado ser la maestra y ser la “tita”, “porque yo le digo allá la directora regaña, entonces él quiere a la tita, pero no quiere a la directora”.

Es por eso que recomienda a todos los que tienen en mente dedicarse a enseñar, o quienes están preparándose, a que se entreguen en lo que hacen.

“Cuando nos entregamos verdaderamente encontramos esas satisfacciones, a veces podemos dejar a la familia, cuando mis hijos estaban pequeños no disfrutaban días festivos conmigo, no había diez de mayo, pero la satisfacciones son otras y buscamos darles a nuestros hijos lo que podemos de acuerdo a nuestros tiempos, es una profesión muy noble, yo les digo que ser educadora es recibir más de lo que entregamos”.

Finalmente, dice que ahora la educación se piensa diferente con eso de la evaluación, y los maestros piensan que ya no es el trabajo seguro, porque finalmente se estudia para un trabajo seguro y parece ser que ahora en ser maestro pudiera no serlo.

“Pero va a ser seguro en cuanto a nos preparemos, no tengo por qué temer a la evaluación si yo sé que me he preparado y trabajado, que tal vez resulta un poco difícil porque tengo que prepárame para ser evaluada en tiempo, pero aparte de eso es una profesión noble que el que lo desea ser, cuando esté trabajando no se va a arrepentir de lo que hace y más responsabilidad u obligaciones que conlleva vamos a salir adelante si estamos preparados profesionalmente no sucede nada”.

Comentarios