diciembre 13, 2024
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noviembre 5, 2017 | 216 vistas

Mauricio Zapata.-

Cd. Victoria, Tam.- No es una simple campana. Es el sonido de la esperanza, pero sobre todo de una nueva vida.

Está ubicada en un pasillo. Este es el enlace entre la sala de espera y los consultorios.

Pero también es el camino a uno de los lugares más escalofriantes para un paciente con cáncer: las salas de quimioterapia.

Cada vez que suena esa campana significa que alguien le ganó la batalla al cáncer. Que alguien luchó y venció. Que alguien se curó de una de las enfermedades que más aterra a la gente.

“Es la campana del triunfo, que consiste en la colocación de una campana afuera del servicio de quimioterapia, para que al término de su tratamiento el paciente salga y toque la campana como señal de triunfo, al mismo tiempo los trabajadores de la unidad festejarán este logro con aplausos para el paciente”, señaló el director del Centro Oncológico de Ciudad Victoria, Francisco Velasco Canseco.

Señaló que en esa clínica se atienden a unos 400 pacientes, la mayoría de ellos son mujeres con cáncer de mama, pero también hay muchos menores con leucemia.

Esta semana la campana volvió a sonar.

Se trata de Guadalupe.

Ella estuvo más de un año en tratamiento, luchando y sobrellevando, no solo la enfermedad, sino la depresión y la incertidumbre sobre lo que sucedería.

Fue el jueves pasado cuando llevó sus estudios con uno de los médicos de la institución, quien llevó su caso desde el momento en que le detectaron el cáncer de mama.

El médico abrió el papel en donde estaban los resultados de sus últimos estudios, sonrió y extendió el alta de la paciente.

Guadalupe salió del consultorio y entonces hizo sonar la “campana del triunfo”.

“Son momentos muy emotivos. Son momentos en que todos aplaudimos, porque todos nos sentimos parte de este triunfo, de esta victoria contra el cáncer”, dijo Velasco Canseco.

El ruido de esa campana es opacado por la ovación de quien se encuentre escuchando en ese momento el sonido. Y a su vez, los aplausos son opacados por la emoción de que alguien más vive nuevamente.

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