CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 5 (Agencias)
Uno de los tratamientos de belleza con más antigüedad y que aun siguen vigentes son las mascarillas faciales, las cuales se han convertido en un tratamiento para los dermatólogos.
Es imprescindible destacar que no todos los tratamientos funcionan igual para nosotros porque no todos tenemos el mismo tipo de piel.
Para saber si nos funciona lo ideal es conocer primero la dermis del rostro, tal vez solo así es probable que exista un alto porcentaje de que tengamos un resultado muy similar al de cualquier celebridad a la que buscamos parecernos.
Actualmente, ya sean caseras o no, existen una amplia variedad de mascarillas en el mercado, ya sea para uso de hogar o en lugares especializados, las más comunes son de las que son plegables, para remover erupciones e impurezas, las exfoliantes, las de efecto burbuja, la que brindan hidratación y las que buscan nutrir el rostro.
Aunque las necesidades de cada rostro varían, lo más importante antes de aplicar unas mascarilla y después, es reconocer el problema que se tiene enfrente: si se trata de una deshidratación ligera, un brote pequeño o el inicio de unas arrugas, es ideal comenzar a usarlas, pero de lo contrario, si vemos que el problema no se desvanece o solo lo atenúa ligeramente, lo ideal es consultar a un dermatólogo especializado, a fin de asegurarnos que el problema sea superficial y no hormonal, o provocado por cualquier otro motivo.
De querer una mascarilla casera, lo más importante es aplicarla con ligeros, pero profundos masajes circulares en el rostro, así aumentamos la circulación de la zona, junto a la probabilidad de que tenga el efecto que queramos: todo es cuestión de perspectiva.