LOS ÁNGELES, E. U, noviembre 12 (Agencias)
Alejandro González Iñárritu, “profundamente emocionado”, recibió su Óscar especial por la creación de su producción de realidad virtual “Carne y arena”, estatuilla entregada por la Academia de Hollywood durante la ceremonia de sus premios honoríficos.
Iñárritu y su socio, el director de fotografía Emmanuel “El Chivo” Lubezki, unieron sus talentos para construir, durante cinco años, una experiencia artística en la que la realidad virtual y el simbolismo sitúan al espectador en el corazón mismo de los inmigrantes indocumentados que cruzan a Estados Unidos desde México.
“Se lo dedico a los millones de inmigrantes en el mundo entero a los que se les ha negado su realidad, secuestrada por la política y las ideologías que no dejan ver al mundo lo que les está pasando”, dijo el artista en la alfombra roja del acto.
“No sé si esta gota de agua hará alguna diferencia, pero es un intento de transformar a la gente, especialmente a quienes tienen prejuicios sobre los inmigrantes. Ojalá exploren esta instalación y tengan un mejor entendimiento de esa situación”, agregó.
El cineasta mexicano reconoció que este reconocimiento le resultó “muy inesperado” ya que el proyecto nació “sin intenciones comerciales”.
“Fue una exploración, un experimento. Esto no es cine, sino que es el nacimiento de un nuevo arte. Las nuevas generaciones lo llevarán a lugares inimaginables. Si se desarrolla artísticamente y se subordina a la emoción humana, será algo maravilloso”, apuntó.
Basándose en los testimonios de varios inmigrantes, Iñárritu, que presentó el trabajo en la pasada edición del Festival de Cannes, ideó esta obra hiperrealista que coloca al espectador en medio del desierto de Sonora.
Allí comparte el drama de un grupo de indocumentados que, liderados por un “coyote”, un traficante de humanos, intentan ingresar en territorio estadounidense mientras agentes de inmigración tratan de arrestarlos.
“Es un reconocimiento hermosísimo”, dijo su compatriota Guillermo del Toro. “Es arte de denuncia y discusión al servicio de una realidad muy dolorosa de la que hay hablar políticamente. Lo bello es que Alejandro ha empezado a crear la sintaxis de la realidad virtual. Es como cuando Lumière rodó la llegada del tren”, añadió.
Por su parte, el otro componente de “los tres amigos”, Alfonso Cuarón, señaló que Iñárritu y Lubezki “están rompiendo barreras y empujando los límites del cine”.
Una vez concluida la alfombra roja, Iñárritu tomó la palabra dentro de la sala Ray Dolby Ballroom, del Hollywood & Highland Center.
Tras reconocer la labor de Lubezki, sin el cual “Carne y arena” “no sería lo que es”, quiso dar las gracias a del Toro y Cuarón “por sus sabios y peligrosos consejos” y acordarse de su esposa e hijos, con los que, aseguró, comparte “la conciencia de inmigrantes”.
En su discurso, Iñárritu quiso dedicar unas palabras a los 800 mil “soñadores” que perdieron su amparo migratorio como consecuencia de la decisión de la Casa Blanca de anular la Acción Diferida (DACA).
“Ojalá los políticos mirasen a los ojos de esas personas para conocer sus historias. Si lo hicieran, verían la realidad, la entenderían. Si lo hicieran, querrían a esas personas”, valoró el cineasta de 54 años.
Durante el evento, la Academia entregó los Óscar honoríficos al actor canadiense Donald Sutherland, la cineasta belga Agnès Varda, el guionista y director estadounidense Charles Burnett y el director de fotografía neoyorquino Owen Roizman.