YANGÓN, Myanmar, noviembre 27 (AP)
El Papa Francisco comenzó este lunes una gira diplomática a Myanmar y Bangladesh, sumergiéndose de inmediato en la crisis por la represión contra los musulmanes Rohinya de Myanmar y reuniéndose con el jefe militar del país, incluso antes de comenzar el programa oficial de su viaje.
El Pontífice también buscará dar aliento a las pequeñas comunidades católicas en ambos países, así como acercarse a algunos de los más pobres y apartados del continente.
Francisco se sumergió de inmediato en la crisis de Rohinya al reunirse este lunes por la noche con el general Min Aung Hlaing, poderoso líder militar de Myanmar, y tres oficiales de la oficina de operaciones especiales. El general está a cargo de las operaciones de seguridad en el estado de Rakhine, donde más de 620 mil musulmanes de minoría étnica han abandonado sus casas y buscado refugio en la vecina Bangladesh a raíz de operativos militares de mano dura.
El portavoz vaticano Greg Burke no dio detalles de la reunión privada de 15 minutos en la residencia del arzobispo. Solo dijo: “Ellos hablaron sobre la gran responsabilidad de las autoridades de un país en este momento de transición”.
En los últimos meses, los Rohinya han sido sometidos a lo que Naciones Unidas describió como un “clásico caso de limpieza étnica” por parte de las fuerzas militares en Rakhine, pero la Iglesia católica de Myanmar ha pedido públicamente al papa argentino que evite la palabra “rohinya”, que muchos residentes locales rechazan porque el grupo étnico no es una minoría reconocida en el país.
Francisco, sin embargo, rezó por “nuestros hermanos y hermanas Rohinya”, pues cualquier decisión de evitar la palabra podría verse como una capitulación del Papa ante las fuerzas militares birmanas y una mancha en su legado de defensa de los oprimidos y marginados de la sociedad, sin importar las connotaciones políticas.
Burke no dijo si Francisco usó el término en su reunión con el general, que terminó con un intercambio de regalos: Francisco le dio un medallón del viaje, mientras que el general le dio un arpa con la forma de un bote y un tazón de arroz decorado.
A su llegada a Yangón, el Pontífice argentino fue recibido por la jerarquía católica local y su caravana pasó junto a miles de fieles que esperaban junto a la carretera vestidos con trajes tradicionales y tocando música.
Niños con atuendos tradicionales saludaron a Francisco, que se desplazó en un auto azul, mientras coreaban “¡Viva el papa!” y ondeaban pequeñas banderas de plástico de Myanmar y la Santa Sede. Carteles deseando “La más cordial de las bienvenidas” se alineaban a lo largo del recorrido del coche papal hasta la ciudad.