YANGÓN, Myanmar, noviembre 28 (AP)
El Papa Francisco insistió el martes en que el futuro de Myanmar depende del respeto a “todos los grupos étnicos”. Fue una muestra indirecta de apoyo a los musulmanes rohinya que durante décadas han sido víctimas de discriminación y, más recientemente, de una ofensiva militar.
El Pontífice argentino no mencionó directamente la ofensiva, que fue calificada por Naciones Unidas de “limpieza étnica”, ni pronunció el polémico término “rohinya” en su discurso ante la líder civil de Myanmar, Aung San Suu Kyi, y otras autoridades en la capital, Naypyitaw. Sin embargo, lamentó que el pueblo de Myanmar haya sufrido “y siga sufriendo por conflictos civiles y hostilidades” e insistió en que todo el mundo que considere que el país es su patria merece que se garanticen sus derechos básicos.
Desde hace décadas, los musulmanes rohinya han enfrentado una discriminación respaldada por el estado. El país, de mayoría budista, no les concede la ciudadanía y se impide su acceso a servicios básicos como educación o sanidad. El ejército inició en agosto una ofensiva, llamada “operación de limpieza”, en el estado de Rakhine tras un ataque de insurgentes a puestos de la policía. La violencia, el saqueo y la quema de localidades han obligado a más de 620 mil rohinyas a huir a Bangladesh.
En el discurso más esperado de la gira papal de una semana por Myanmar y Bangladesh, Francisco mostró su apoyo a los esfuerzos de Suu Kyi para lograr la reconciliación entre los distintos grupos tras décadas de dictadura militar. E insistió en que las diferencias religiosas del país nunca deben ser causa de división o desconfianza.