BUENOS AIRES (AP) — El submarino ARA San Juan había sufrido en septiembre una avería en su snorkel similar a la que reportó antes de desaparecer en el Atlántico sur 20 días atrás, informaron el martes las autoridades argentinas.
El portavoz de la Armada, Enrique Balbi, dijo a periodistas que la avería informada hace tres meses por el comandante del submarino, Pedro Fernández, “fue una falla similar respecto al ingreso de agua por el snorkel”. Explicó que la diferencia es que entonces no llegó a entrar agua a las baterías como sí ocurrió horas antes de que se registrara una explosión en la zona donde se perdió el rastro de la nave con 44 tripulantes a bordo.
Balbi ratificó lo que había dicho la noche del lunes el ministro de Defensa, Oscar Aguad, quien señaló al canal de cable Todo Noticias que cuando ocurrió ese primer desperfecto en el snorkel por el que la nave toma aire, el capitán “dejó escrito un informe diciendo que cuando el submarino entre a reparaciones en el primer semestre del 2018 hay que fijarse en esto”.
El submarino diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y operativo desde los años 80 desapareció el 15 de noviembre cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo austral de Argentina, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.
En la actualidad seis buques barren con sonares el fondo marino en una zona donde investigan si un objeto detectado a 950 metros de profundidad sería el submarino ARA San Juan. A las tareas de búsqueda se sumarán próximamente un buque ruso y otro estadounidense con vehículos sumergibles que pueden inspeccionar hasta los 6.000 metros de profundidad.
La Armada ha suspendido las tareas de rescate de los 44 submarinistas por considerar que no hay posibilidades de encontrarlos con vida, lo que ha molestado a los familiares. En sus declaraciones de la víspera el ministro Aguad consideró que los tripulantes están muertos.
Ese 15 de noviembre el ARA San Juan había informado la entrada de agua de mar cuando realizaba el snorkel y estaba cargando baterías, en momentos de gran oleaje. El agua se dirigió por el sistema de ventilación a una bandeja de conexión de las baterías de proa provocando un cortocircuito y humo que, según se reportó el capitán al comando superior, fue subsanado, lo que determinó que siguiera navegando en inmersión hacia la base de Mar del Plata.
Pocas horas después se produjo una explosión que fue detectada por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés).
Balbi dijo a periodistas que pese a la avería reportada “todos los buques mensualmente y antes de cada navegación hacen pruebas de 48 horas, equipo por equipo, sistema por sistema, válvulas, tuberías, todo se prueba antes de zarpar”.
Indicó que si el buque había emprendido la travesía desde Ushuaia a Mar del Plata “es que estaba en condiciones”, aunque “no quita que después o durante una navegación y más con mal estado de mar pueda haber tenido una avería que se puede subsanar o no en navegación”.
La Armada ha dicho en varias ocasiones que el capitán del submarino no consideró una emergencia el ingreso de agua a la nave, que ocurrió en la noche del 14 de noviembre o en la madrugada del 15.
Según especialistas, el snorkel tiene una válvula que debe bloquear el exceso de entrada de agua pero puede haber dificultades si el líquido que ingresa es superior a la capacidad de la bomba de achique.
Luego de arreglar el desperfecto los tripulantes tuvieron que aislar eléctricamente la batería afectada por el agua y la nave continuó navegando en inmersión con el circuito de batería de popa. Horas después se registró la explosión, se cree que por una concentración de hidrógeno tras el cortocircuito reportado.