diciembre 13, 2024
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diciembre 7, 2017 | 137 vistas

LONDRES, Inglaterra, diciembre 6 (Agencias)

Meghan Markle tiene los reflectores encima tras anunciarse que en mayo próximo se casará con el príncipe Harry, hijo de la fallecida Lady Di. Su trayectoria como actriz, su pasado, su estilo de vestir y hasta sus secretos de belleza acaparan actualmente los titulares, sin embargo, no siempre fue así.

En medio del revuelo que ha causado la noticia de su compromiso con el nieto de Isabel II, resurgió un texto, escrito por la propia actriz, en el que reveló lo difícil que fue para ella adquirir seguridad y confianza durante su búsqueda de oportunidades en Hollywood.

En el texto publicado por Darling Magazine hace dos años, Meghan reveló de viva voz los comentarios que la llevaron a cuestionarse así misma: “Tenía poco más de 20 años, (estaba) tratando de encontrar mi valor en una industria que juzga todo lo que no eres en comparación con todo lo que eres.

Ejecutivos le decían que “no era lo suficientemente delgada, no lo suficientemente bonita, no lo suficientemente étnica, mientras que al día siguiente era (para otros) demasiado delgada, demasiado étnica, demasiado bonita”.

Sin embargo, hubo una persona que abrió sus ojos: la legendaria directora de casting, April Webster. “Nunca la había visto antes, y en mi primera audición para ella, me detuvo a mitad de la escena y simplemente me dijo ‘Debes saber que eres suficiente’, Estaba sin aliento. Allí en esa pequeña habitación en Burbank, esa mujer que nunca me había visto me notó”.

“Mi reacción visceral fue reír, reír fuerte. Tal vez eso mantendría las lágrimas escondidas detrás de mis ojos abiertos. No habría importado si hubiera llorado, porque ella me había visto. Ella vio toda esa inseguridad radiante a través del autobronceador y el blush excesivo. ‘Necesitas saber que eres suficiente. Menos maquillaje, más Meghan’, dijo”.

Al respecto de cómo este comentario influyó en ella y acabó con sus inseguridades, Meghan añadió: “Ella continuó diciendo que yo era como un ‘violeta que se encoge’, alegría marchita, energía y exuberancia detrás de ese manto de inseguridad. No podía pagar por una sesión de terapia tan buena y, ese momento, para mí, fue una llamada de atención”.

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