abril 16, 2024
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diciembre 9, 2017 | 344 vistas

José Gregorio Aguilar.-

Cd. Victoria, Tam.- En la parte alta de la colonia Álvaro Obregón, en donde decenas de familias viven en medio de la pobreza y sin agua potable, el viento helado y las bajas temperaturas se resienten con mayor intensidad.

Al final de un difícil acceso y circulando por caminos sinuosos y empedrados se localiza la pequeña casa de la señora Rosa María García Meléndez. Desde hace dos años vive ahí, junto a su esposo José. Su vivienda es un humilde cuarto de concreto con frío techo de lámina y una cobija como puerta por donde se cuela el frío aire.

Rodeada de toda clase de carencias y de toda falta de apoyo institucional, sobreviven en condiciones precarias, comiendo lo que haya o lo que una hija les lleva. No es casual que a veces se alimenten solo de frijoles con tortilla.

En la temporada invernal, como la que se está afectando al Municipio, no tienen mucho que hacer. Admite que la mayor parte del día se la pasan encerrados y con dos cobijas buscan protegerse del agresivo frío que se siente en esta colonia, enclavada en las faldas de la sierra.

“Ahorita nomás estamos viviendo nosotros dos, yo y mi esposo. Ahí está él acostado, ya no trabajamos en nada nosotros: nosotros comemos de lo que nos manda una hija que está en Monterrey y un nieto que él trabaja y nos manda con una tarjeta que le dan bonos y con eso sobrevivimos”.

El frío les cala hasta los huesos y no les queda más que echarse encima gruesas y gastadas cobijas ya que temen que si meten carbón o leña puedan intoxicarse.

“Mire nomás nos levantamos para comer y nos volvemos a acostar porque no tenemos nada con que protegernos, no tenemos puertas en la casa y el techo es de lámina, muy frío”.

Acá las noches son muy frías, no hay con que calentarse aquí tenemos dos cobijas y no queremos prender nada por lo peligroso que es, reitera.

Y aclara que esa humilde vivienda que habita, “es de mi nieta, aquí vivimos ahorita pero digamos que la estamos cuidando; mi nieta, ella vive allá abajo pero en realidad nosotros no somos de Victoria sino de Santa Engracia”.

Se vinieron a Victoria por la inseguridad que había, aunque, aquí la situación está igual o peor, confiesa.

Al igual que ellos, muchas familias de esta alejada colonia también viven en condiciones similares. Afirman que ninguna autoridad ha ido a proporcionarles alguna despensa o colchoneta para protegerse y sortear las bajas temperaturas que en esta parte de la ciudad son congelantes.

Mientras charlábamos con Rosa María, un señor caminaba con su carretilla y otro más cargaba leña que llevaba a su casa, dos humildes cuartitos de madera con techo de lámina.

Un viento gélido que penetra por las rendijas de las humildes cuartitos construidos de cartón y no siempre las cobijas son suficientes y buscan con que tapar esos huecos o rendijas para no pasar tanto frío.

Cuando llueve también el agua se filtra por las paredes, pero por fortuna, ahora solo el frío es el que les preocupa o medio les preocupa

“Nombre, ya andando en la calle y caminando ya no se siente tanto el frío”, respondió cuando se le preguntó cómo se sentía con las bajas temperaturas.

Pese a este escenario, Rosa María es feliz, conserva la humildad y hace su vida normal. Ahora está tratando de conseguir un apoyo del Gobierno.

“Ayer fuimos a San José de Santa Engracia a ver si nos daban lo de 70 y más y hacía bastante frio pero menos que ahora por eso ahí estamos encerrados”, dice al tiempo de apuntar hacia el cuartito a través de una ventana por donde también se cuela el aire frío.

Aunque se mantiene optimista por el estilo y las condiciones en las que le tocó vivir, de pronto se preocupa porque a su edad y según comenta, “ya le empieza a doler todo”.

“Tengo Seguro Popular pero pues ya ve que ahora no dan medicinas y ahora que vino Oscar Almaraz Smer le pedí ayuda, pues padezco de artritis y tengo que tomar pastillas pero no he ido. Las medicinas están bien caras”.

De acuerdo a los vecinos, muy temprano por la mañana, la temperatura bajó a cero grados. En las afueras de casas de cartón y madera, se observa a algunas familias que se calientan con leña.

“Sí viene más frio, si ahorita se siente mucho en la noche y en la madrugada se sentirá más”.

Rosa María pudiera estar en peores condiciones por eso no se queja aunque sí le gustaría que fueran las corporaciones que brindan apoyos durante la temporada invernal, como Protección Civil, que reparten alimentos, cobijas o colchonetas “no, no han venido, yo no las he visto”.

He querido ir al DIF a ver si nos apoyan,  porque también tengo alta presión ya ve que a una edad a una todo le duele, repite,   pero con la ayuda de Dios creo que saldremos adelante, como dice mi esposo, no somos malos, y confiamos en Dios.

 

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