SANTIAGO, Chile, diciembre 22 (Notimex)
La temperatura ambiente en Santiago bordea por estos días los 33 grados centígrados, ya que está en pleno verano (austral), sin embargo un abrigado Viejito Pascuero (Santa Clos) recibe las cartas de los niños chilenos con sus peticiones de regalos.
La mayoría de los centros comerciales de la capital chilena cuentan con un abrigado representante de Papá Noel durante el día para recibir las solicitudes de los menores y posar con ellos para las fotografías, que quedarán como un inolvidable recuerdo de la infancia.
La magia de su figura inunda todo el ambiente, al igual que la esperanza de los más pequeños de ser escuchados por este personaje gordo, muy arropado y de barba blanca que con “santa paciencia” pregunta sobre el comportamiento de los niños durante el año, las notas del colegio y qué desean como regalo para esta Navidad.
En un centro comercial de la zona norte de Santiago se encuentra don Carlos, un genuino representante de Santa Clos, de barba blanca natural, lentes ópticos y tradicional atuendo rojo, quien escucha con atención cada pregunta que le hacen los niños, quizás para saber si están en presencia del verdadero Viejito Pascuero.
Un árbol navideño y un bosque, con un sillón rojo en medio, sirve de escenario para que los niños tengan algunos segundos de confianza con este personaje que aparece durante algunos días de diciembre de cada año.
En una pausa de su labor para refrescarse, don Carlos cuenta que desde hace dos años se desempeña como representante en Chile de Santa Clos y que se trata de una experiencia “muy bonita, lo hago porque me encantan los niños. Me levanta el ego, porque con ellos todos los días se aprende algo diferente”.
“Disfruto de los rostros de asombro de los niños cuando llegan a mi lado, quedan congelados por un tiempo y me preguntan dónde tengo los renos y si acaso uso magia”, confiesa.
Y ahí es donde aparecen las respuestas para continuar con una larga tradición y hacer lo posible para que los niños sigan creyendo en este tradicional personaje navideño.
“Respondo que los renos están durmiendo, que hago sonar mi campanita la noche de Navidad y que por arte de magia alcanzo a entregar todos los regalos durante la Nochebuena”, contó.
“Varios me tiran la barba para comprobar si es real y ahí se convencen aún más que están ante el Viejito Pascuero de verdad y entran en confianza”, agregó.
De esta forma, la magia navideña inunda cada año a este caluroso Santiago de Chile, donde los representantes de Santa Claus mantienen viva la tradición y la esperanza de los niños de encontrar el regalo que pidieron la medianoche del 24 de diciembre bajo el árbol de Pascua.