Rubén Jasso.-
Cd. Victoria, Tam.- Sobrio, seguro y responsable, así es el trabajo que ha desempeñado Michel Lumbreras bajo los tres postes durante gran parte de su vida, cubriendo actualmente la portería de varios equipos en el balompié victorense, y en su momento, el marco de Correcaminos en Tercera y Segunda División, donde fue parte de una exitosa camada de jugadores que lograron cosas importantes para el equipo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Con el impulso de su padre Régulo Lumbreras, Michel empezó a practicar el balompié en la escuela primaria Club Rotario, llegando a jugar como delantero junto con su hermano un año mayor que él, aunque al poco tiempo se afianzó de tal manera en la portería, que decidió quedarse para siempre como arquero, cosechando al paso de los años una gran cantidad de triunfos junto a otros jugadores igualmente exitosos en el futbol de Victoria.
En una plática con este medio una fría mañana invernal, Edgar Michel Lumbreras Velázquez nos relata cómo inició su andar en el futbol y cómo fue su llegada a Correcaminos, donde logró levantar títulos en más de una ocasión, aunque por diversas circunstancias decidió salir del cuadro naranja para terminar su carrera profesional y enrolarse con varios equipos que hoy en día valoran grandemente su labor bajo el marco.
“Yo empecé a jugar futbol a la edad de ocho años, en mi opinión un poquito más grande a comparación de otros niños que empiezan desde los cuatro, cinco, yo ya empecé una categoría más grande que fue Dientes de Leche y mi papá Régulo Lumbreras fue quien me lo inculcó”, explica.
Y recuerda que la invitación surgió por medio de una compañera de trabajo de su padre, iniciando su camino en el balompié junto a un hermano mayor porque “cabían” en la misma categoría, aunque también acepta que al principio no le atraía demasiado este deporte, “La verdad si veía el futbol pero no me llamaba mucho la atención”, reconoce.
Fue entonces que su papá comenzó a comprar balones y tachones y así empezó a entusiasmarse por el futbol para defender el equipo de su escuela, aunque no se imaginaba jugando bajo los tres postes.
FUE DELANTERO
“Eso de la portería fue una casualidad, la verdad fue porque ya había mucho jugador y el portero era lo único (por cubrir), había uno solo, y ya me metí a jugar de portero”, recordando que en las “cascaritas” de la escuela jugaba como arquero pero con el equipo Leones, representativo de la escuela Club Rotario, jugaba de delantero y en los partidos complicados le asignaban la portería.
“No me acuerdo si metía goles como delantero, pero si me sentía bien, el chiste de niño es querer correr tras el balón, patearlo, pero un poquito más adelante ya veía con otros ojos el futbol, con más pasión, y de ahí nació el amor por el futbol y de querer ser futbolista”, añade.
Acerca de sus compañeros de la infancia, Michel Lumbreras dice que con varios de ellos coincidió en las distintas divisiones de Correcaminos, manteniendo hoy en día una sólida amistad porque siguen compartiendo las canchas en diferentes Ligas de la Ciudad.
“Me topé con algunos en Tercera, en Segunda y todavía en Primera (primer equipo), yo creo que la gente de futbol todos nos conocemos, me encontré en Primera al ‘Venado’ Ramírez, (Felipe) Ríos, Güillo (Rivera)… en Tercera fueron muchos también, Panchito Saucedo, Franco Boney, a él lo conozco desde la primaria, algunos de Segunda, como el “Kalin” Torres y un sinfín de jugadores que llegaron a Tercera, Segunda y Primera”, sostiene.
LLEGÓ A CORRECAMINOS
Su llegada a Correcaminos se dio luego de cumplir con el proceso de visorias atendiendo una invitación de Arturo Chávez, cuando “Panchillo” Cervantes estaba al frente del equipo de Tercera División.
“Ahí tenía que jugar un menor, hice la prueba y si me llamaron, (me dijeron) que necesitaban un menor y que yo iba a jugar de portero pero en ese tiempo yo iba a cumplir 15 años y no entré en ese semestre sino hasta el siguiente”.
Con el paso del tiempo fue ganando confianza y experiencia bajo el marco de los “naranjitas”, dando el “brinco” al primer equipo a sus 17 años de manera un tanto circunstancial, apareciendo en la banca en un clásico frente a Tampico Madero.
“Recuerdo que estaba (Sergio) Orduña y nada más los de Tercera podían estar en el primer equipo, no sé cómo estaba la situación de los registros, porque de Segunda no se podía y esa vez hubo una situación con un portero (del primer equipo), me llamaron y salí a la banca con 17 años, fue en un clásico contra La Jaiba, recuerdo que yo había llegado de Torreón de un partido y me comentaron que tenía que presentarme con Primera (primer equipo), llegué y me presenté al día siguiente, eso fue entre semana y ya el fin de semana salí a la banca”, recuerda.
EQUIPO GANADOR
Posteriormente sus apariciones en la banca del primer equipo continuaron, regresando a Tercera División una vez finalizado el torneo y después subió al conjunto de Segunda División, donde al paso del tiempo todos los jugadores hicieron un grupo compacto que demostraba sed y ambición de triunfos pues lograron ascender de categoría en esa rama.
“Es un recuerdo inolvidable, de hecho Franco (Boney Ramírez) mandó una foto a un grupo (de whatsapp) y estábamos en ese equipo y él lo comentó ‘es muy buen equipo, se me hace que el mejor’ y para mí sí ha sido el mejor porque tenía muy buenos jugadores que ya habían estado en Primera, venían varios jugadores de Santos, recuerdo que esa vez si traían gente de fuera”, señala.
Con orgullo, menciona que también los aficionados reconocían el esfuerzo de todos los jóvenes de aquel grupo, “Yo recuerdo que salía a la calle y la gente te reconocía y era por el nivel que traía el equipo, aquí arrasábamos, metíamos tres, cuatro goles, en una Liguilla metíamos tres, cuatro goles, traíamos muy buen cuadro, fue un muy buen equipo línea por línea”, destaca.
El trabajo bien encaminado hacia un objetivo claro y la sinergia que había entre todo el plantel, les permitió llegar a una final en el Clausura 2009, aunque caerían en el estadio “Eugenio Alvizo Porras” frente al América en la instancia de penales luego que el empate persistía en el marcador global.
“De hecho jugamos contra Raúl Jiménez y contra Hugo González aunque perdimos la final en penales”, recuerda, pero también resalta que en el siguiente torneo, fueron los “naranjitas” quienes dejaron en el camino a los azulcremas en una semifinal, cobrando así revancha por lo acontecido meses atrás.
En diciembre del 2009, Correcaminos jugaría la final del Torneo de Apertura en casa de los Alacranes de Durango, a los que derrotaron con global de 2-1 para conquistar el campeonato de la Liga de Nuevos Talentos de Segunda División, escribiendo otra historia de éxito en los meses siguientes, cuando lograron superar en la final por el ascenso a la categoría Premier a Garzas de la Universidad Autónoma de Hidalgo, campeones del Clausura 2010 de la Liga de Talentos.
“Ahí quedamos campeones en tiempo extra con un gol de Carlos Rodríguez, aunque no lo recuerdo muy bien porque a mí me pegaron en la cabeza con el pie en el tiempo extra y perdí el conocimiento, no sabía a qué estábamos jugando, pero yo hacía las cosas y en cinco minutos ya no sabía ni qué onda, yo preguntaba qué estábamos haciendo, que como íbamos y me decían ‘ponte a jugar’, después me llevaron a revisar la cabeza y estaba bien, pero del momento no recuerdo nada, solo veo fotos y algunos videos y ahí se puede ver donde estoy todo ‘ido’ o sea no disfruté ese campeonato”.
Acerca de la clave que hizo de aquel grupo de jóvenes un equipo ganador en todos los sentidos, Michel Lumbreras destaca que más bien era un conjunto de virtudes que se sumaban para conquistar cosas grandes.
“Más que nada era el trabajo, la disciplina y el compañerismo, pues si uno cometía un error, porque somos humanos y lo podíamos cometer, el otro sacaba ese error, nos ayudábamos, nos gritábamos pero bien, nos apoyábamos y estábamos todos muy unidos con el entrenador y lo que él nos decía lo hacíamos, había un muy buen grupo”, subraya.
SOLO UNA ‘ESPINITA’
Con el paso del tiempo, en el segundo semestre del 2010, su ilusión por jugar en el primer equipo seguía latente y aunque entrenaba con mucho entusiasmo, no llegó ese momento de cubrir el marco de Correcaminos en un juego oficial, “Me la pasaba en Segunda, Primera, salía a la banca en Primera pero luego me bajaban a Segunda y así me la pasaba, nunca llegó la oportunidad del debut, eso fue con lo que me quedé nada más, desafortunadamente no había Copa en ese entonces porque a lo mejor ahí podía haber debutado y recuerdo que pasé con varios entrenadores así, de estar en Primera pero jugaba con Segunda”.
La situación del primer equipo naranja no marchaba del todo bien en ese entonces, saliendo el técnico Nelson Sanhueza para que el argentino Jorge Almirón tomara las riendas de Correcaminos, rompiéndose de tajo su sueño de debutar algún día con el primer equipo.
“Cuando llegó Jorge Almirón a mitad del torneo, pues ahí nos tenía y después ya trajo a sus jugadores, trajo otro portero, éramos cuatro porteros y pues a mí me hicieron a un lado, después bajaron las edades a los que todavía alcanzábamos (a jugar) en Segunda, pero ya no había ni oportunidad en Segunda y teníamos que emigrar”.
Ante esa situación, el arquero recuerda que varios de sus compañeros buscaron acomodo en otros equipos, partiendo unos a Tampico y otros a Nuevo Laredo, “Había la oportunidad de ir, pero yo una Segunda División ya no la buscaba, aparte pues no venía jugando, a lo mejor no tenía armas con las cuales ir a mostrarme”, dice, tomando entonces la decisión de dar un paso al costado para enfocarse de lleno en la carrera de Administración que cursaba en la Facultad de Comercio.
“Me faltaban cinco materias para terminar la carrera porque esa nunca la dejé, yo estudiaba y entrenaba, iba a las clases en la mañana, me salía para ir a entrenar, regresaba, me bañaba y me ponía a estudiar, salía hasta la noche y así era mi proceso y dije: mejor voy a terminar la carrera y que sea lo que Dios quiera”.
La meta de concluir sus estudios profesionales era ya una realidad, mientras que en el terreno deportivo se fue integrando a varios equipos en los cuales empezó a aportar su experiencia para contribuir con su granito de arena a la conquista de títulos, convirtiéndose en uno de los arqueros más requeridos en el balompié local.
MUY REQUERIDO
“Ahorita juego en la Liga Intercolonial con Dimada, los domingos con Tamatán de la Cruz en Santander, en la ‘Champions’ con Fundador, en La Cima, en la Liga Oriente con Cristal y a veces que voy fuera a Padilla, al Mante… también iba a San Luis a jugar pero más que nada a la Copa Gobernador y así en torneos que hacen fuera y me invitan pues voy”, explica.
Y trae a su mente las palabras que un día le dijo uno de sus entrenadores, “Una vez el ‘profe’ Chávez me dijo: ‘tú tienes una gran ventaja, porteros no hay y vas a ver que te van a estar solicitando y solicitando’ y si me invitan, pero a veces es imposible andar jugando con todos, ahorita ya tengo familia y también hay que darle tiempo a la familia”, afirma.
Sobre los campeonatos que ha logrado en el futbol victorense, Michel Lumbreras dice no recordar de momento cuantos títulos ha sumado, pero si menciona que han sido en diferentes Ligas, “Me ha tocado en la ‘Champions’, (Copa) Gobernador, Santander, Intercolonial, en la misma Facultad de Comercio en los Interfacultades tanto como de jugador como entrenador, también en la Liga Oriente, en la Liga Colopo, en La Cima, en Arena Fut-7, en Lucas Ayala, en la mayoría de las Ligas, yo creo que casi en todas las que he participado me ha tocado ganar algún campeonato de Copa o de Liga”.
Cabe mencionar que el más reciente logro del portero victorense se registró el 22 de diciembre pasado cuando Fundador derrotó 5-0 a Popeyin en la final del Torneo Navideño celebrado en la Arena Fut-7, recibiendo además el reconocimiento como el mejor arquero de ese certamen.
Y aunque acepta que la posición de portero requiere de una alta concentración y a veces es cansado hacer muchos movimientos cortos y rápidos además de los lances para atajar el esférico, señala que busca descansar después de un juego, “Si los jugadores aguantan, que andan todo el partido corriendo, pues como portero (aguanto) más”, apunta.
Al solicitarle una descripción de sí mismo respecto a su labor bajo el marco, Michel Lumbreras se cataloga como un arquero único, serio, “Que habla y alienta mucho a sus compañeros igual que los regaña, un portero seguro, y que siempre trata de disfrutar en el campo el futbol”.
Respecto a su manera de festejar los goles de sus equipos, el arquero menciona que siempre da gracias a Dios, aunque reconoce que algunos tienen más relevancia que otros, pues en ocasiones ya van goleando a su rival, pero otras veces puede ser una anotación que defina un campeonato y ahí la celebración es con mayor fuerza.
BUENAS ANÉCDOTAS
En cuanto a sus anécdotas en el llano y en el futbol profesional, menciona que son muchas, sacando de sus recuerdos grandes actuaciones como la que tuvo una tarde en Querétaro en una fase de cuartos de final.
“En ese partido todo lo que llegaba lo atajaba, hasta quedé fracturado de la cara y así seguí jugando, yo creo que son de esos días en que te va a llegar una pelota al ángulo y la vas a sacar como sea y ahí recuerdo que todo lo atajaba”.
Otro momento especial que recuerda fue durante una Olimpiada Nacional defendiendo el marco de Tamaulipas, haciendo un “atajadón” cuando el esférico iba hacia el ángulo, “No recuerdo como pero la saqué”, comenta, enterándose poco después que un visor del Atlas se había interesado en él.
Un episodio que también guarda en su mente, fue cuando en otro juego de Olimpiada, al acercarse a la banca para hidratarse en el medio tiempo, un señor de pelo entrecano lo llamó “Édgar” (su primer nombre) y lo felicitó por su labor bajo el marco, dándose cuenta después que era ni más ni menos que Jesús “Chucho” Ramírez, técnico campeón con la selección mexicana Sub-17 en el año 2005.
La plática da un giro para cuestionarlo acerca de los porteros que en su opinión han dejado huella en el plano nacional e internacional y Michel Lumbreras señala que siempre sintió admiración por Jorge Campos pues en su tiempo fue uno de los mejores, mientras que a nivel mundial reconoce como grandes arqueros al alemán Manuel Neuer, campeón del mundo en 2014 y al veterano de mil batallas, el italiano Gianluigi Buffon.
De los guardametas actuales de nuestro país, reconoce el gran nivel de Alfredo Talavera y en su momento, también sentía admiración por Guillermo Ochoa cuando surgió en el América.
En su opinión, Talavera “pintaba” para ser titular en el Mundial de Rusia 2018, pero tras la lesión que lo alejó varios meses de las canchas, considera que Ochoa es quien lleva ventaja para cubrir la portería del Tri, sumando a Jesús Corona para completar la tercia de porteros que debería estar en la justa mundialista.
SU MOTIVACIÓN
La charla estaba por concluir, pero antes, Michel Lumbreras nos comenta lo que ha traído el balompié a su vida y quienes son su mejor motivación para seguir atajando balones, haciendo lances, cuidando como pocos su portería y ganando campeonatos con equipos exitosos en todas las canchas de Victoria.
“Gracias a Dios el futbol me ha dado muchas amistades, me ha dado relaciones con amigos, compañeros, el reconocimiento mismo de la gente que te gritan ¡portero! o ¡Michel! y sabes que es por el futbol que te saludan, solo me quede con esa espinita de no haber podido debutar con Correcaminos, pero siempre me decían mis padres ‘por algo pasan las cosas’ y si no fue, Dios te tiene otro destino”, reconoce.
Y menciona que todos sus triunfos y experiencias, siempre se los dedica a sus seres queridos, “A mi esposa Aira Rivera y a mis papás Yolanda Velázquez y Régulo Lumbreras y obviamente mis hermanos Elder Alejandro y Daniel Alberto Lumbreras Velázquez”, puntualiza.