SANTIAGO DE CHILE, enero 16 (AP)
El Papa Francisco pidió perdón este martes por los abusos sexuales de religiosos a niños en Chile y afirmó que la Iglesia debe esforzarse porque no se vuelva a repetir, durante el primer día completo de actividades de su visita a la nación andina, en que se registraron la quema de tres iglesias y el arresto de docenas de manifestantes.
Francisco arrancó la mañana con una visita a la presidenta Michelle Bachelet en el palacio de Gobierno de La Moneda y ante unos 400 invitados el Pontífice aludió a un tema que era esperado, aunque no formaba parte de su agenda: el de los múltiples abusos sexuales a niños que mayoritariamente fueron ocultados por la jerarquía católica.
“Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”, enfatizó Jorge Mario Bergoglio, quien después del encuentro con la líder socialista chilena ofreció su primera misa campal en una plaza de la capital.
“Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”, agregó el Santo Padre.
Francisco se encontró con otro frente de protestas inéditas este martes: Durante la madrugada se registró el incendio de tres iglesias en el país, según reportes de la policía. En tanto, que docenas de personas que protestaban cerca del parque en donde Francisco ofreció su primera homilía fueron dispersadas con chorros de agua y arrestadas.
Las autoridades informaron que dos iglesias fueron quemadas en la madrugada en la región sur de la Araucanía, uno de los atentados consumió lentamente uno de los templos. El papa visitará a los indígenas Mapuche este miércoles en Temuco, la capital de Araucanía. La tercera parroquia atacada fue en Puento Alto, al sur de Santiago.
Si bien los ataques del martes no causaron lesiones, se sumaron a otros seis registrados previamente con bombas incendiarias contra iglesias en los últimos días, que han marcado un nivel de protesta sin precedentes contra el primer papa latinoamericano de la historia en sus visitas a su continente. Hasta ahora no está claro quién está detrás de ellos.
Sin embargo, las primeras palabras del Papa fueron recibidas por un fuerte y prolongado aplauso de los presentes en el palacio de gobierno, entre ellos el presidente electo Sebastián Piñera, y posteriormente alrededor de 400 mil personas, según estimaciones de los organizadores, esperaron en un parque céntrico para la primera eucaristía al aire libre del Papa.
Llamó la atención que el Papa haya escogido Chile para pedir perdón por los abusos sexuales de clérigos, si se toma en cuenta que cuando realizó visitas previas a América Latina, principalmente a México, obvió el tema.
Benito Baranda, un psicólogo y ex director del Hogar de Cristo -un centro católico que acoge a muchos pobres y coordinador del Gobierno en la visita papal- opinó que “el Papa (escogió) este lugar porque se dio cuenta que los abusos conocidos ampliamente a partir del 2010 impactaron a todos los chilenos por igual y dañó la imagen de la iglesia y dañó a Chile”.
Francisco llegó a Chile para abordar los problemas de los indígenas mapuches chilenos y los inmigrantes, pero el incómodo tema se coló entre sus actividades luego que la semana pasada The Associated Press divulgó una carta de Francisco fechada el 31 de enero de 2015, en la que reconoce que estaba advertido de los inconvenientes de nombrar como obispo de la diócesis sureña de Osorno, 930 kilómetros al sur de Santiago, al obispo Juan Barros.
Barros fue formado por el sacerdote Fernando Karadima, el mayor pedófilo de la Iglesia católica chilena conocido hasta ahora, que reinó en una parroquia a la que asistían feligreses de la élite económica. Su carisma convirtió la iglesia en un semillero que formó más de 50 sacerdotes y cinco obispos.