diciembre 15, 2024
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enero 18, 2018 | 179 vistas

TEMUCO, Chile, enero 17 (AP)

Mientras algunos mapuches hablaban, el Papa Francisco escuchaba con atención.

“Se nos prometió una mejor vida, una mejor relación con el pueblo mapuche y eso no ha ocurrido”, dijo Carlos Reinao, alcalde de este pueblo indígena de Chile durante el encuentro que el pontífice mantuvo el martes con devotos chilenos y miembros de ese grupo al sur del país.

A la ceremonia liderada por Francisco acudieron los mapuches para expresar su punto de vista sobre el conflicto que mantienen con el Estado. En la Araucanía reside la mayor parte de los 700 mil mapuches del país. En su mayoría viven en la pobreza organizados en unas 2.000 comunidades que han recibido pequeñas porciones de terreno, pero unos 200 grupos reclaman las que consideran sus tierras ancestrales.

Reinao, uno de los fundadores de la Coordinadora Arauco Mapuche, fue una de las personas que se reunió con el pontífice tras la misa ofrecida en Temuco, 700 kilómetros al sur de Santiago, y declaró a la prensa que indicó al papa que «la inestabilidad política que hay en la región es alta y es peligrosa. Aquí se ha generado un clima en contra de nosotros».

Horas antes, Francisco denunció el uso de violencia para obtener ganancias políticas.

La región que visita se considera el corazón del conflicto secular de Chile con los pueblos indígenas, y varios ataques incendiarios recientes contra iglesias han sido atribuidos a facciones mapuches radicales que presionan por su causa. Sin embargo, hasta ahora nadie ha admitido ser el autor de estos ataques.

Horas después de que dos iglesias y tres helicópteros fueran incendiados, Francisco celebró la misa en una antigua base militar que no solamente se ubica en tierras mapuche disputadas, sino que también fue un antiguo centro de detención utilizado durante la dictadura militar en el país sudamericano.

Dirigiéndose a unas 150 mil personas y en un momento de oración, el papa dijo que los campos verdes y las montañas nevadas del sur de la Araucanía fueron bendecidos por Dios pero malditos por el hombre. Según expresó, forman un lugar donde se registraron “graves violaciones de derechos humanos” durante la dictadura de 1973-1990.

“Ofrecemos esta misa para todos aquellos que sufrieron y murieron, y para aquellos que soportan diariamente la carga de muchas de esas injusticias”, señaló.

Durante el evento Francisco exhortó a la no violencia, y al referirse al conflicto entre mapuches y el Estado dijo que la unidad “no es un simulacro ni de integración forzada, ni de marginación armonizadora”, sino “una diversidad reconciliada porque no tolera que en su nombre se legitimen las injusticias personales o comunitarias”.

Tras escuchar su mensaje, Patricia Urrutia, una mujer de 51 años que trabaja en la industria de alimentos, dijo a la AP que “pasan tantas cosas que da miedo”, y opinó que el discurso del papa “quiere traer la paz”.

También durante el encuentro, la machi —líder espiritual del pueblo mapuche— Francisca Linconao intentó entregar una carta a Francisco, pero no tuvo éxito. El objetivo del documento era pedir a Francisco que mediara con el Estado chileno por el cargo criminal que pesa en su contra, por el que arriesga 40 años de cárcel.

Linconao está vinculada al asesinato del matrimonio Luchsinger Mackay en enero de 2013. La pareja de ancianos fue atacada de noche en su domicilio de Vilcún, también en la Araucanía, cuando encapuchados dispararon contra la residencia y luego la quemaron. La autopsia estableció que murieron quemados vivos.

En los alrededores de la capital de la Araucanía son habituales los atentados de indígenas o encapuchados a forestales, propiedades de descendientes de colonos europeos, maquinarias agrícolas y camiones.

La región está militarizada y son periódicas las represiones contra indígenas, cuyas casas son allanadas por policías que rompen muebles y disparan gases lacrimógenos al interior de jardines de infantes mapuches.

Francisco ha mostrado interés en los problemas indígenas y confía en aprovechar su gira a Chile y Perú para poner el tema sobre la mesa y preparar el terreno para un gran encuentro eclesiástico el año que viene sobre la Amazonia con los pueblos nativos que viven allí.

El viaje de Francisco a Temuco se produce tras un encuentro el martes en Santiago con sobrevivientes de abusos clericales, en el que lloró con ellos y les pidió perdón por el “daño irreparable” que habían sufrido.

 

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