diciembre 14, 2024
Publicidad
enero 29, 2018 | 159 vistas

Shalma Castillo.-

Cd. Victoria, Tam.- A sus 67 años, Felícita… sigue muy activa…

Ejemplo de mujer dedicada, responsable y trabajadora.

Con su pila de periódicos, como desde hace 24 años, desde temprana hora está ahí… en el 17 Zaragoza…

De figura cansada pero de espíritu guerrero, ella es una más de los Rostros de Nuestra Ciudad.

Su actividad, que ha sido afectada por la vigencia de las redes sociales, ha sido de sustento y soporte para sacar adelante a su familia.

Con frío o con agua… bajo el inclemente sol… el clima nunca ha sido impedimento para que ella deje de realizar este trabajo…

“Siempre he estado aquí, es mi lugar, tengo muchas entregas aquí y la gente me conoce”, dice con el entusiasmo que le perdura desde el primer día.

La mañana es fresca y entre la venta del día, nos abre un espacio para platicar sobre sus actividades, de su vida personal, del reto de sacar adelante a su familia, de su relación con sus clientes a quienes con gusto les ofrece El Diario…

Felícita Juárez Mendoza, de baja estatura, test morena, con arrugas en su rostro, vista desgastada por lo que se ayuda con unas gafas, y su mandil de color verde, es la mujer que a diario se le ve en la esquina del semáforo del 17 Zaragoza con periódico en mano.

Ante la difícil situación económica, y con hijos por sacar adelante, desde que Felícita es joven, decide formar parte de la red de medios de comunicación, ser el enlace para enterar a la gente de los hechos que acontecen en nuestra ciudad, estado y país.

“Yo decido trabajar en esto porque no es trabajo duro, en mis inicios estaba bien joven, ahora ya estoy grande, pero eso no me lo impide”.

Fue entonces como opta por desarrollar el oficio de vocera: “Dije, voy a trabajar, pues qué estoy haciendo de oquis”.

Recuerda que en sus inicios la venta del periódico impreso era muy elevada, cada mañana muchas personas de pasada al trabajo no les falta ese periódico para leerlo mientras se toman un café o el desayuno.

Otras personas solamente salen de casa para adquirir el papel de las noticias, y algunas más ya es un hábito hacerlo.

Aunque dice que la tecnología y las redes sociales han causado que la venta de este medio haya bajado un poco.

Sin embargo, como quiera sale a ofrecerlo, para quienes así como ella, no tienen acceso a ese mundo tecnológico y prefieren hacerlo así, como a la antigüita, leerlo en papel.

Sus días laborales son de lunes a viernes, los fines de semana los toma para descansar.

Pero no del todo, porque tiene clientes a quienes les hace la entrega a domicilio, y a ellos no puede quedarles mal, y hasta los sábados y domingos cumple con ello.

Actualmente todos los días despierta a las cinco de la mañana, para estar lista y llegar 20 minutos antes de las siete de la mañana a su lugar de trabajo.

Y aunque no haya terminado con la venta de los periódicos, Felícita se retira del sitio a las once de la mañana, porque tiene un nieto que estudia en el turno vespertino de la preparatoria y tiene que llegar a casa para prepararle la comida antes de que él se vaya a estudiar.

Su nieto, es como su hijo, pues lo ha criado desde pequeño, lo ha mantenido y hasta le ha dado los estudios.

Y así, él le corresponde… diariamente madruga con ella para dejarla hasta esa esquina, con sus periódicos, él se va a trabajar a un lugar donde venden tacos y regresa a dejarle su café.

Y cuando llueve, le pone una “sombrillita” ahí, colgada de una rama del árbol para que la abuela no se moje.

Porque sin importar las condiciones del clima, Felícita no deja de trabajar.

“Cuando hace mucho frío, me vengo bien enchamarrada, eso no es impedimento, tengo que estar aquí, porque si uno no sale, con qué va a comer”, expresa con sentimiento.

Dice que es conocida por mucha gente, pues tantos años trabajando ahí, quienes pasan a diario ya están acostumbrados a verla y a que les ofrezca el periódico.

“Me gusta ser amable con las personas, para que me traten bien, nunca han sido groseros conmigo”.

Platica que todo tipo de personas adquieren el periódico, desde jóvenes, señores y personas de la tercera edad, muchos de ellos, clientes frecuentes.

Confiesa que también su edad ya no le ayuda mucho, pues ya su salud se ha deteriorado, y que de hecho, durante dos meses no estuvo vendiendo porque la operaron en el pasado octubre y a penas hasta inicios de este año ha retomado la actividad.

Al día logra vender entre 20 periódicos, antes muchos más, pero ella no pierde la esperanza, que mientras pueda no dejará que desaparezca la venta del periódico.

Después de esta labor, se dedica a ser ama de casa, Felícita tuvo cuatro hijos, uno ha fallecido, y lamentablemente de otro hace un par de años que no sabe nada de él.

Pero con este trabajo ha logrado sacarlos adelante y ser el sustento de un hogar, “cuando me pagan mis centavitos por semana o quincena así junto para la luz, renta y agua y para el chamaco que necesita pagar su inscripción”.

Recuerda que recién que inicia a trabajar se iba en una camioneta llamada “La Guajolota”, que en aquellos años la pasada era en la Calzada de Tamatán.

“Para las cuatro de la mañana me iba a pie con mis hijos chiquillos para tomar el pasaje hasta la colonia Siete de Noviembre, ellos dormidos y nos subíamos para que nos bajara aquí, en mi lugar de trabajo”.

Actualmente ya vive un poco más cerca del lugar, y su nieto la acompaña caminando hasta el 17 Zaragoza, y de regreso se va en la pecera.

Recuerda una anécdota, no muy grata, pero fue el motivo por el que toma la decisión de dejar de vender el periódico desde más temprana hora.

“Una vez que me vengo de madrugada, todavía estaba bien joven e iba a entregar el periódico con un señor y un viejo me dio un susto…

Que me agarra por detrás, yo que aviento el periódico y me corta con una navaja (enseña la cicatriz en su brazo), y le dije, no oiga, si no crea que me ando vendiendo, yo ando trabajando honradamente…

Desde esa vez ya nunca quise venir en la madrugada a dejar el periódico”.

“Ahora a mis 67 años ya estoy toda vieja, ciega y toda mocha, aquí he acabado mis años”…

Su labor se fortalece cada día como producto de su esfuerzo. Su tarea encuentra respaldo en el profesionalismo y veracidad de El Diario de Victoria, que este domingo ha cumplido su 63 Aniversario.

Enlace permanente entre las autoridades y la comunidad, entre la sociedad y el Gobierno que cada día se fortalece y refrenda el compromiso de ser la voz de los tamaulipecos.

Una empresa vigorosa que se ha convertido en sólido liderazgo, siempre bajo las directrices que ha marcado la familia Cárdenas. Con el compromiso permanente de seguir informando veraz y oportunamente a los tamaulipecos.

Comentarios