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enero 31, 2018 | 230 vistas

PUERTO CABELLO, Venezuela, enero 30 (AP)

Desde la sofocante cabina de un camión, Carlos del Pino presenció cómo uno de sus colegas fue interceptado en medio de la vía por unas 20 personas que apuntándole con una pistola lo obligaron a detener su vehículo repleto de maíz a granel para saquearlo, en una muestra de la ola de ataques a comercios, fincas ganaderas y transportes cargados con cualquier mercancía que han estremecido al país petrolero en las últimas semanas.

“Eso fue una cosa de terror”, expresó Del Pino al recordar los momentos de angustia que vivió.

En catorce años como transportista, Del Pino en un buen mes puede llegar a ganar el equivalente a unos cien dólares, lo suficiente para mantener a su esposa y dos hijas. Sin embargo, a pesar de sus miedos, él entiende la desesperación de sus compatriotas ante la severa escasez de alimentos y la inflación que ya está por el cielo y que se estima podría alcanzar este año los cinco dígitos.

“Ellos tienen que saquear para comer”, agregó.

Los saqueos esporádicos y las protestas por alimentos impulsadas por los pobres que padecen hambre han aumentado vertiginosamente en las últimas semanas en Venezuela, un país que no es ajeno a los disturbios. Pero los recientes tienen un rostro diferente a los que se vieron en las protestas del año pasado que fueron protagonizadas en su mayoría por la clase media que tomó las calles para tratar de deponer al presidente Nicolás Maduro.

“Estas protestas vienen de personas de las clases más bajas que simplemente no tienen suficiente para comer,” dijo David Smilde, investigador senior de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), quien ha pasado décadas investigando Venezuela. “Ellos quieren alivio, no necesariamente para forzar la salida de Maduro del poder”.

Las cifras de saqueos de comercios y transportes de las dos primeras semanas del año, que rondan 110, superaron en más de cinco veces los registros de enero del año pasado, y rebasaron ampliamente los reportes de enero de los últimos tres años, según la organización Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.

Los violentos incidentes dejaron en las dos primeras semanas del 2018 al menos cinco fallecidos.

El salto de la cifra de saqueos ha generado inquietud entre opositores e investigadores como Marco Antonio Ponce, director del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, quien indicó que los ataques a las propiedades ya no se centran en las grandes ciudades sino que se ha extendido a pequeños poblados y vías de todo el país.

Las centenares de carreteras que atraviesan de un extremo a otro el país petrolero se han convertido, en medio de la crisis, en el lugar predilecto para que poblados y grupos delictivos saqueen todo camión que se accidenta en la vía o que se sospecha que lleva alguna carga.

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