BEIRUT, Líbano, febrero 5 (AP)
Dos hospitales sirios fueron atacados este lunes en una oleada de bombardeos contra zonas controladas por la oposición en la provincia noroccidental de Idlib, el bastión más importante que conservan los rebeldes en Siria, según activistas sirios.
Los bombardeos se produjeron después de que los rebeldes derribaran el sábado un caza ruso.
El Centro de Medios de Edlib, gestionado por los activistas, y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, indicaron que uno de los hospitales atacados se encontraba en la localidad de Kafranbel. Ese ataque ocurrió este lunes por la mañana.
Un portavoz de la Sociedad Médica Sirio-Estadounidense indicó que un hospital que gestiona había recibido tres proyectiles el domingo por la noche.
El centro se encuentra en la localidad de Maaret Al-Numan y ya no está operativo, según el portavoz, Mohamad Katoub.
Un hospital respaldado por Médicos Sin Fronteras resultó dañado en un ataque aéreo el pasado martes.
Activistas sirios indicaron más tarde que al menos 23 civiles habían muerto en intensos bombardeos sobre un suburbio en manos rebeldes cerca de Damasco.
El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos informó de varias rondas de ataques aéreos contra al menos cinco barrios del asediado suburbio oriental de Ghouta, el único feudo que siguen teniendo los rebeldes cerca de la capital.
Por su parte, el Centro de Medios de Ghouta, gestionado por activistas, informó de 23 muertos. El Observatorio dijo que al menos 70 personas habían resultado heridas y que la cifra de víctimas seguiría subiendo conforme avanzaran las labores de rescate.
Entre los muertos había un miembro del grupo de rescatistas Defensa Civil Siria, conocido como Cascos Blancos, que estaba trabajando en el vecindario de Arbeen.
Se estima que unas 400 mil personas viven en el este de Ghouta.
El domingo, los Cascos Blancos y la Sociedad Médica Sirio-Estadounidense dijeron que varias personas habían sufrido problemas respiratorios tras un supuesto ataque con gas cloro contra Saraqeb, días después de que el Gobierno de Estados Unidos acusara al gobierno de Bashar Assad de producir y utilizar “nuevas clases de armas” para esparcir gases tóxicos.