diciembre 15, 2024
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febrero 12, 2018 | 1768 vistas

Cd. Victoria, Tam.- Carlos Adrián Avilés Bortulossi nació en Tampico en el año 1938 para dejar huella en la historia de la radio; de hecho, del llamado decano de la locución se puede escribir todo un libro y faltarían hojas para relatar a detalle la trayectoria de un hombre que llegó a la Capital del Estado a finales de 1957 con el firme deseo de convertirse en locutor.

“Él quería ser locutor. En Tampico admiraba mucho a un veterano Carlos Enrique Núñez de Cáceres e inspirado con esa idea vino a Victoria porque quería entrar a una radiodifusora y por fin se la dieron en 1958; su personaje se llamaba don Agapo”, según platica quien fue su esposa, la maestra María Isabel Arreola.

Ella lo conoció cuando fue presidenta de un club de maestras “Olimpia”, gracias al cual participaba en muchos festivales. En una ocasión se organizó un festival de huapango en honor de Norberto Treviño Zapata y al que ingresó don Carlos por pura casualidad.

“Mi pareja de baile, Baldemar Tamez, se lesionó su pierna y rápido piensan en ese muchacho alto, delgado pero con porte; Carlos, para suplirlo. Así sin experiencia pero decidido en una semana de ensayo aprendió a bailar. Le prestaron chaparreras y en una semana de ensayo pudo bailar huapango”; fue así como doña Bibi lo conoció, en octubre de 1958 y rápidamente Cupido hizo de las suyas entre esta pareja que, dos años después, 21 de octubre de 1960 subió al altar para jurarse amor eterno.

Desde los 19 años, Carlos empezó a  trabajar con los Cárdenas a quienes les guardó un profundo respeto y fidelidad, “yo me debo a los Cárdenas porque ellos me abrieron las puertas” cuenta doña Isabel que así siempre se refería él a sus jefes.

 

CON SU PROGRAMA ALEGRÍA MATINAL, ROMPIÓ RÉCORD DE AUDIENCIA

Carlos Adrián Avilés pasó toda su trayectoria laboral como locutor en Organización Radiofónica Tamaulipeca en el año de 1958 y a través de su histórico programa “Alegría Matinal” inyectaba entusiasmo a los fieles radioescuchas patrocinados en aquel entonces por la famosa papelería el Lápiz Rojo, logrando la mayor audiencia durante varias décadas por 47 años consecutivos.

Gracias a su programa  obtuvo, por veinte años, el premio de la excelencia “Águila Calidad y Prestigio”; aquí era el público, los radioescuchas los que lo eligieron, enfatiza doña Bibi Arreola.

¿Quién no recuerda su frase “Victoria, ciudad limpia, ciudad amable”, que siempre pregonaba por los micrófonos de la GW, animando a los victorenses a honrar la cultura de la limpieza.

Además de su brillante carrera como locutor en la cual recibió numerosos premios y reconocimientos, ocupó diversos cargos administrativos en el área de ventas y promociones de la XEGW.

En esta empresa Avilés fue un maestro muy exigente que siempre, enérgico y amable a la vez, animaba a los nuevos locutores a dar lo mejor de sí. Yadira Bermúdez, experimentada locutora de la ORT y poseedora de un estilo único, se puede decir que fue su alumna “era exigente, siempre decía que lo podía hacer mejor”.

Fernando Valero, actual reportero del Diario de Ciudad Victoria, formó parte de la nueva generación de locutores a los que Avilés llamó “la nueva radio” y es otro testimonio de la disciplina y exigencia que le tocó vivir a principios del 2000.

 

DEJÓ HUELLA EN LA NARRACIÓN FUTBOLÍSTICA

Destacado cronista y promotor deportivo en Ciudad Victoria durante 50 años dejó escuela en todo el Estado; su pasión por el deporte lo llevó a impulsar equipos amateurs en varias disciplinas especialmente en futbol infantil.

Cronista  de los equipos de futbol de los Cuerudos que después cambiaría a Correcaminos. En el futbol sobran las anécdotas. Sus frases: “como la viste Andrés” cuando narraba el partido del Correcaminos y “nos vemos en los cotorros”, cuando terminaba el encuentro, permanecen en la mente de los victorenses que recuerdan con cierta nostalgia las célebres narraciones futbolísticas de aquella época ochentera; esas crónicas del equipo de futbol quedaron en la historia. En aquel tiempo, decenas de comerciantes y empresarios deseaban su voz para anunciar sus productos.

Como promotor deportivo formó equipos e impulsó obras

Pero en el deporte dio mucho más. Fue director de promoción deportiva en 1975 a 1986 y delegado del Instituto Nacional del Deporte en Tamaulipas, entre otros cargos deportivos. Durante su gestión se construyeron 23 unidades deportivas en varias ciudades de la entidad y se creó el fondo de becas para deportistas distinguidos

Por su contribución al deporte ingresó a la galería de la Presidencia Municipal y fue el primer cronista deportivo que se integró al salón al Mérito Deportivo de Tamaulipas.

Fundador de la Asociación de Locutores México Delegación Victoria, fue promotor de la construcción jardín de niños Locutores de Victoria.

Carlos Adrián Avilés trabajó 45 años en el Gobierno del Estado y fue uno de los fundadores de lo que hoy es el Sutspet: también fue coordinador  cultural de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).

Avilés estuvo al frente, como locutor oficial de numerosas campañas políticas de candidatos a Presidencia Municipal, de gubernaturas, senadurías y diputaciones.

 

POLÍTICOS Y ENCUMBRADOS ENVIDIABAN SU POPULARIDAD

Al respecto, surgen varias anécdotas. Cuando trabajó en la campaña de Ramón Durón Ruiz, a principios de los noventa, como candidato suplente, la gente a quien aclamaba era a Avilés “apenado, Carlos les hacía señas de que se callaran”, refiere su esposa.

Su carisma y simpatía no tenían fronteras. “Yo tenía un primo que era diputado en Coahuila. Una vez fue Avilés a un juego, y al terminar el partido lo invitaron a una cena a la que asistieron las autoridades de Gobierno. Pues no estaba ya platicando y encantado con la esposa del gobernador. Luego luego se echaba al bolsillo a todo mundo”.

 

DON CARLOS FUE AMANTE DE LAS CAUSAS SOCIALES

Maratonista incansable para diversas obras para unir a la comunidad, transmitió diversos eventos para recaudar fondos para construcción de iglesias, aulas, canchas deportivas y ser enlace para resolver problemas planteadas por la audiencia promovió colectas de Cruz Roja, de instituciones educativas, de hospitales.

Así,  sin importar dónde, cuándo y a quién, su altruismo también lo llevó a la población carcelaria “apoyaba mucho a los presos. Los dos trabajamos de alguna forma: él llevaba espectáculo, yo llevaba a señoras que les enseñaran manualidades a las presas, llevábamos estambre para trabajos manuales. Cuando vino el Piporro, Carlos le pidió que fuera a la penitenciaria y lo hizo, gratis para la población”.

El a todo mundo apoyaba, resume. En la casa era un desfilar de gente que lo buscaba. Nunca quiso que nadie se fuera sin nada, sin recibir ese apoyo o esa ayuda.

Sin importar si se tratara del más humilde de los boleros hasta el más encumbrado empresario don Carlos mantenía la misma actitud y ese lado humano también conquistó a los victorenses.

“Todo mundo lo conocía; todo mundo lo saludaba; él llegó sin nada y nunca tuvimos una gran fortuna pero los ricos le decían: “que diéramos por tener tu popularidad  todos los políticos, envidiaban su don de gente”.

 

UNA ICÓNICA VOZ QUE SE APAGA

De pronto, esa icónica voz que generaciones enteras escucharon y disfrutaron, empezó a apagarse. La salud del famoso don Agapo empezó a fallar hasta que, un 24 de junio del 2005, la ORT y toda Ciudad Victoria, lloraría su muerte.

El escritor tamaulipeco Carlos Acosta, escribió un cuento sobre el locutor que fue inspirado por Avilés, “él no tenía radio, pero en todas las viviendas vecinas se escuchaba a Avilés con Alegría Matinal, y fue así como lo escuchaba, sobre todo al final del programa, con la frase que lo distinguió y que pronunciaba cada mañana cuando despedía el programa”, dice doña Bibi.

Por tal motivo, no es gratuito que tan ejemplar tamaulipeco fuera objeto de  tantos homenajes que le brindaron gobiernos municipales y estatales; alcaldes como Álvaro Villanueva Perales, Arturo Diez Gutiérrez, y Alejandro Etienne son solo algunos de los que han rendido un merecido reconocimiento a su trayectoria profesional.

Su esposa cuenta que el día que falleció, se dejó sentir una ligera llovizna, pasajera durante la cual se dejó ver el arcoíris. Lo curioso o extraño es que el fenómeno permaneció unos minutos más después de que había dejado de llover y según dicen, la creencia de la gente, eso significa que el cielo se abría para recibirlo.

Tres días antes de que falleciera, el Gobierno del Estado le rindió un homenaje en la plaza Juárez al cual no pudo asistir, pero que seguro disfrutó en medio de su enfermedad porque como él mismo decía “en vida hermano, en vida”.

Hoy, una escuela Preparatoria y una importante avenida (la Paz) llevan su nombre como merecido reconocimiento a su trayectoria, por su legado y como muestra de reconocimiento a quien se preocupó por el bienestar de su comunidad

En el que fue su hogar, en las calles del 13 y 14 Bravo, todos los días se rinde un homenaje a este ejemplar tamaulipeco. Su casa, es una especie de santuario que guarda toda clase de recuerdos, de fotos, imágenes y caricaturas, de aquel hombre que al despedir la transmisión del popular programa Alegría Matinal, nos invitaba a vencer el desánimo y la negatividad que pudiera traer el día cuando recitaba el célebre poema “no desistas” del escritor hindú, Rudyard Kipling.

“Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir, cuando ofrezca tú camino solo cuestas que subir, cuando tengas poco haber pero mucho que pagar, y precises sonreír aun teniendo que llorar, cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir, descansar acaso debes ¡pero nunca desistas!”

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