El ser humano siempre ha buscado alguna fuente inagotable de juventud o el elixir de la vida eterna.
Pero quien finalmente logró hacerse «inmortal» fue una medusa de no más de dos centímetros de diámetro.
Después de millones de años de evolución, ese celentéreo alcanzó un poder de regeneración fantástico y no muere de causas naturales.
Solo fallece cuando acaba como presa de sus depredadores.
Si esto no ocurre, puede vivir para siempre.
La Turritopsis nutricula es una de las cerca de 4.000 especies de medusas conocidas en el planeta.
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Fue descubierta en 1843 por el zoólogo francés René-Primevère Lesson.
Pero su capacidad de vivir para siempre fue reconocida recientemente.
Dos historias
Hay dos versiones sobre el hallazgo de esta característica sorprendente.
De acuerdo con una de ellas, la inmortalidad de la Turritopsis nutricula fue descubierta de casualidad en la costa noroeste de Italia en 1988 por el entonces estudiante alemán de biología marina Christian Sommer.
El estudiante llevó al animal al laboratorio y lo observó por varios días. Y se sorprendió con lo que vio: la medusa simplemente no moría.
El aguamala retrocedía hasta su primera fase de desarrollo y reiniciaba su ciclo de vida otra vez.
Es decir, envejecía y rejuvenecía sucesivamente.
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Según otra versión, el japonés Shin Kubota, uno de los mayores especialistas del mundo en esta medusa, fue quien descubrió su inmortalidad.
Kubota encontró, en el mar del sur de su país, una Turritopsis nutricula con el cuerpo lleno de espinas.
Al arrancarlas, vio que las heridas se curaban y que el animal rejuvenecía.
Entre 2009 y 2011, el investigador repitió 12 veces el experimento de herir a las aguamalas.
En todas, pasó lo mismo: se regeneraban y volvían a la etapa inicial de su ciclo de vida.
De adultos a bebés
De acuerdo con el profesor de zoología Antonio Carlos Marques, del Instituto de Biociencias de la Universidad de Sao Paulo (USP), la Turritopsis nutricula es inmortal «en el sentido de que sus tejidos rejuvenecen y sus fases de vida retroceden».
El investigador Sergio Stampar, del Laboratorio de Evolución y Diversidad Acuática de la Universidad Estatal Paulista (Unesp), explica que esta especie de medusas pasa por un proceso de reestructuración de tejidos (un tipo de regeneración) y vuelve a la etapa inicial de la vida, incluso después de haber alcanzado la madurez sexual.
Luego de la fase reproductiva —que consiste en liberar en el mar óvulos o espermatozoides, según el sexo del animal— la Turritopsis nutricula regresa a su forma juvenil.
«Haciendo una analogía, sería como si los adultos pudiéramos volver a ser bebés», señala.
Este proceso de regeneración de la medusas podría ocurrir para siempre.
Misterio
Aún no se sabe bien cómo Turritopsis nutricula realiza esta magia.
Lo que se sabe es que la capacidad de la criatura para rejuvenecer implica una transdiferenciación celular, proceso en el que un tipo de célula se transforma en otro, como ocurre con las células madre humanas.
Esto significa que las células adultas de esta medusas, ya especializadas en determinada función, son capaces de volver a ser células madre, que a su vez pueden transformarse en cualquier otra.
Originaria del Caribe, hoy la Turritopsis nutricula habitaen mares de prácticamente todo el mundo.
«El mecanismo tal vez pueda ser repetido en otros organismos, quién sabe si hasta en los seres humanos, pero demanda un profundo conocimiento genético-molecular que aún no tenemos», dice el investigador Stampar, de la Unesp.
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«No entendemos totalmente el proceso en las aguamalas, especialmente la parte molecular.»
Marques, profesor de Zoología, dice que las «terapias y reconstrucciones génicas, la inducción a la regeneración y la diferenciación de tejidos están en el foco del conocimiento biológico actual».
«Entonces, potencialmente, un fenómeno de esos, si es comprendido y reproducido genéticamente, haría posible la regeneración de tejidos y eventualmente de órganos», dice.
Con información de: www.bbc.com